Repensar la política social (El Financiero 18/10/10) Araceli Damián* Lunes, 18 de octubre de 2010 Por más que se festeje el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, los ideales que llevaron a esos movimientos no se han hecho realidad en México. En pleno siglo XXI se vive una de las peores crisis, no sólo en el ámbito económico, sino también en el social, caracterizada por la pobreza generalizada, la desigualdad, la violencia, la injusticia, el desencanto por la democracia y la inoperancia del aparato estatal. Bajo esta perspectiva, el 14 y 15 de octubre se llevó a cabo el XI Seminario Nacional de Política Social en México, titulado "Crisis y alternativas para la transformación de las políticas sociales", en las instalaciones de El Colegio de Sonora, en la ciudad de Hermosillo, en la que participamos más de 30 investigadores de casi 20 instituciones académicas del país. Los trabajos presentados pusieron énfasis en que la política social en México, transformada bajo los principios neoliberales de reducir al máximo la intervención del Estado mediante políticas sociales focalizadas ha fracasado, ya que no logra su objetivo de reducir la pobreza y mejorar las condiciones de vida de los sectores más desfavorecidos de la población. Enrique Valencia (Universidad de Guadalajara) señaló que a pesar de las críticas que se han realizado a nivel internacional al llamado Consenso de Washington (CW), que impuso en los países en desarrollo los principios del mercado libre a ultranza, éste sigue siendo acatado al pie de la letra por el gobierno mexicano, tanto en materia económica como social. Contrastó los pobres resultados obtenidos en México frente a los avances alcanzados en países como Corea y Taiwán, que a pesar de lo recomendado por el CW han seguido políticas anticíclicas, tales como el aumento en el déficit y el gasto público. El ponente resaltó que estas medidas han sido utilizadas para la construcción de instituciones sociales universalistas que han permitido elevar el bienestar social en esos países. Señaló, por ejemplo, que en la crisis sufrida por los países asiáticos en los años noventa, Corea del Sur incrementó su déficit presupuestal (permitiendo que éste se incrementara a más de 4 por ciento del PIB), utilizando los recursos para la universalización de los servicios de salud y la implantación de un seguro de desempleo. Al año siguiente, este país logró una recuperación sustancial basada en el aumento del gasto, y desde entonces ha mantenido tasas de 4 por ciento anual promedio de crecimiento económico. Taiwán, por su parte, logró la universalización de las pensiones, siendo éste también uno de los países en que la ampliación del gasto social corresponde a periodos de crecimiento económico. Lo sucedido en estos países contrasta fuertemente con la historia reciente de México. Por un lado, el déficit presupuestal se ha mantenido, por ley, cercano a cero, reduciendo la capacidad del Estado para implantar medidas anticíclicas. Por otra parte, como lo señaló Julio Boltvinik (El Colegio de México), la reforma neoliberal en México abarcó también lo social. Aseguró que la primera gran reforma en lo social se dio con la creación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. El establecimiento de esta secretaría impuso la concepción de que el problema de la pobreza es sectorial y que puede ser atendido a través de las acciones de un solo organismo de gobierno. La segunda gran reforma fue el establecimiento del programa Oportunidades como eje de la política social. De acuerdo con las evaluaciones citadas por Boltvinik, si bien el programa provocó mayor asistencia a la escuela y el aumento en el número de años estudiados de los becarios del programa, los resultados que han obtenido en materia de aprendizaje y condiciones laborales no son mejores que las de los no beneficiarios. En esas evaluaciones se ha encontrado que, por un lado, los servicios asociados al programa (educación y salud) son deficientes en las comunidades atendidas. Por otro, al no fomentarse la creación de empleos asalariados la movilidad social es nula o negativa. Ello se refleja en el hecho de que en las comunidades atendidas por el programa se observa una reducción en el trabajo asalariado y un aumento del trabajo familiar. De acuerdo con Boltvinik, el diseño del Oportunidades omitió el panorama macrosocial en que, debido a que la educación aumenta de manera generalizada, los beneficios relativos de estudiar un mayor número de años son escasos. Por otra parte plantea que una muestra de que los niveles de vida en el país no han mejorado es el estancamiento del consumo de los hogares desde hace tres décadas. Su propuesta de reforma contempla, entre otras acciones, pasar de una visión de lucha contra la pobreza extrema hacia la lucha contra la pobreza global; establecer como eje de la política social los programas universales y no los focalizados; pasar de un discurso de promesa de sobrevivencia a uno de ciudadanía, y -coincidiendo con Rolando Cordera y Nahely Ortiz (UNAM)-, articular la política social con la económica hacia el objetivo del bienestar. Un aspecto mencionado a lo largo de todo el seminario fue la inmovilidad del aparato gubernamental y su resistencia al cambio. La insensibilidad a modificar la política social por parte de legisladores y gobierno fue manifiesta, y se aseguró que ello está contribuyendo a la agudización de la crisis social, cuyo eje más sobresaliente es la violencia, considerada ésta una manifestación del fracaso de la política económica y social en nuestro país, por lo que requieren ser modificadas. * El Colegio de México
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida de \"spam bots\", necesita habilitar Javascript para poder verla.
|