Tendencias del sector financiero mexicano (El Financiero 13/01/11) Ricardo Delfín Jueves, 13 de enero de 2011 •ZONA KPMG. Los últimos años han sido únicos en la historia del sector financiero y han puesto a prueba la fortaleza de las principales instituciones financieras, tanto en México como en el extranjero. El sistema bancario en nuestro país ha mostrado solidez y conforme a la información estadística de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), al 31 de octubre de 2010 los principales bancos presentan índices de capitalización sanos. Sin embargo, pareciera que los retos de la actividad bancaria en México ahora son diferentes, dado que nos encontramos con un escenario muy diferente al que existía previo a la crisis. La banca se ha sofisticado y las políticas para el otorgamiento de créditos se han reforzado en los últimos meses, estos préstamos en general se están dando bajo un marco más estricto y con mayor detenimiento que en el pasado. Por lo anterior, es de esperarse que los usuarios del sistema financiero y aquellos que buscan financiarse a través de la banca encuentren más complicado que en años anteriores reunir los requisitos para obtener un préstamo. Sin embargo, esto debiera verse reflejado en una cartera crediticia más sana en los siguientes años, y un reto particular será que la reducción del riesgo crediticio se vea reflejada en el costo del dinero. También es de destacarse que como consecuencia de la crisis nos encontraremos con un cambio en el perfil de los usuarios de los servicios financieros, sobre todo uno más complejo. El usuario también aprendió de la crisis y de los efectos que ésta ha dejado en sus bolsillos. Por ejemplo, el mercado de las tarjetas de crédito fue un sector donde tanto los usuarios como la banca mexicana tuvieron sus principales embates. Anteriormente, encontrábamos un usuario cuya educación financiera era muy limitada, no existía un conocimiento amplio del uso adecuado y responsable de una tarjeta de crédito y del peligro que ésta representaba. De acuerdo con información publicada por la CNBV, en 2006 y 2007 este tipo de cartera creció entre el 31 por ciento y 48 por ciento y durante 2005 creció hasta un 63 por ciento. Pareciera que el apetito de la banca por otorgar este tipo de préstamos, sumado a una baja educación financiera en México, era la combinación requerida para la tormenta perfecta. A partir de 2008 y sobre todo en 2009, la cartera de tarjetas de crédito en México mostró una franca disminución, parte como consecuencia de quebrantos tomados por los bancos pero también por un proceso de otorgamiento más responsable de este tipo de créditos. Sin embargo, hemos encontrado que el perfil de consumo de los acreditados en las tarjetas de crédito también es más responsable, se cuestionan más las tasas de interés y se encuentran más usuarios que liquidan el total de sus saldos en la fecha de corte. Consecuentemente, el reto de los bancos ha comenzado a ser el incrementar la rentabilidad de este producto mediante promover el uso responsable de las mismas. Al respecto, la CNBV publica algunos datos interesantes. Los depósitos a plazo y títulos de crédito durante 2010 presentaron un incremento de tan sólo un 2 por ciento y en 2009 incluso presentaron una disminución, cuando en años como 2007 y 2008 presentaba incrementos anuales del 17 por ciento y 23 por ciento, respectivamente. Esto es un reflejo directo de una sofisticación en los usuarios del sector financiero. Los usuarios conocen mejor conceptos como tasa de rendimiento, interés, plazos, etcétera, y pareciera que existen todavía algunos que aún les falta conocer conceptos como solidez, seguridad, capitalización bancaria o incluso diversificación de sus ahorros. Desgraciadamente, hemos vistos casos en los últimos dos años de usuarios que por buscar rendimientos mágicos y esperanzadores han confiando sus ahorros en instituciones poco sólidas y sin reconocimiento, que han logrado desaparecer el dinero de sus depositantes. ¿Qué vale más? ¿Un alto rendimiento o la seguridad de sus depósitos en instituciones sólidas? Nos encontramos con un mercado financiero muy distinto al que había previo a la crisis. Una banca más compleja con usuarios más sofisticados. Los clientes se cuestionan ahora asuntos que antes no se cuestionaban. Los bancos que logren adaptarse con mayor rapidez a lo que los usuarios esperan de ellos, serán los que mejor estén preparados para consolidarse entre el mercado financiero.
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