Los costos económicos de la inseguridad (El Financiero 30/06/11) Joel Virgen Jueves, 30 de junio de 2011
Subsiste un acalorado debate sobre las causas del deterioro continuo en el clima de violencia en los últimos años y sobre los costos económicos asociados. Este último tema es el que comenzaremos a abortar a partir de la presente contribución. No es que no existan cálculos del costo económico del clima de inseguridad, sino que las aproximaciones tienden a ser muy dispersas. En el caso de México, las que se han hecho públicas, tanto por parte de representantes del gobierno como por empresarios e institutos privados, fluctúan entre 1 y 8 por ciento del PIB. Una diferencia abismal. Las complicaciones para elaborar cualquier cálculo van de lo obvio a lo menos obvio: Los datos: en buena medida se han usado intensivamente diversas variantes de series de datos de asesinatos en México. Sin embargo, entran en juego la calidad de los datos (algunos elaborados con conteos de notas periodísticas), la cobertura (estimamos creciente), la limitada diversidad de series (asesinatos), el limitado uso de variables de control (con el fin de aislar correcta y confiablemente el papel de otros determinantes de la actividad económica), la escasez de datos a nivel microeconómico (impacto y costos a las empresas y familias), entre otros. En este sentido, todo estudio serio debe de reconocer estas limitantes. Los costos: La inseguridad y la violencia afectan a individuos, familias, empresas e instituciones. Adoptando un enfoque de gasto, quizás no sea tan difícil medir los costos tangibles asociados a la inseguridad. Por ejemplo, costos en servicios de salud, servicios legales, ausentismo laboral, patrimonio perdido y su reemplazo; costos en equipo y servicios de seguridad, etcétera. Sin embargo, el reto está en la medición de los intangibles. ¿Cómo medir los costos asociados a factores cuya observación no es directa? Las vidas perdidas, la pérdida de productividad, la capacidad de acumular capital humano y social, las oportunidades de negocio pérdidas o el consumo pospuesto o suspendido. Los contrafactuales, aunque de alguna forma relacionado con la existencia de costos intangibles, vale la pena preguntarse: ¿El "hubiera" no existe?, pues la respuesta no sería directa a la hora de evaluar costos económicos. ¿Cuál hubiera sido el comportamiento de la inversión extranjera directa en un entorno de menor inseguridad? ¿Cuál habría sido la ganancia en participación de mercado de México en el sector turismo mundial en un clima de menor violencia? ¿Cuál habría sido el índice de asistencia escolar y laboral en las localidades más afectadas en un entorno menos adverso? Cambios estructurales pospuestos. Al enfocarse los esfuerzos analíticos, de política pública, la cobertura de medios y las decisiones de consumo e inversión en el clima de inseguridad, se corre el riesgo de que otros temas en la agenda queden pospuestos indefinidamente. Tal es el caso de las reformas estructurales en materia laboral, política, energética y fiscal que sí podrían incidir positivamente en el sendero de crecimiento económico de México a futuro. La gran ironía. Aún teniendo una estimación confiable y amplia de los costos asociados a la inseguridad, existen ciertos supuestos bajo los cuales la inseguridad no se reflejaría en la actividad económica agregada. Por ejemplo, ¿qué pasa si los costos impuestos por la inseguridad y la violencia sobre la actividad económica lícita son compensados (o más que compensados) por la actividad económica generada con recursos ilícitos? Bajo este escenario, resultaría que a nivel macro el costo neto podría ser imperceptible en el corto y mediano plazos. No obstante, la pérdida en capital humano y la menor inversión en capital en el hábito formal sí que podrían reflejarse en el crecimiento económico en el largo plazo. Terminamos esta primera aproximación con una última reflexión: en ningún momento se trata de desestimar los esfuerzos por medir los costos de la inseguridad, simplemente se pretende aclarar los matices detrás de los esfuerzos. De alguna forma, esos esfuerzos, al hacerse públicos, acarrean una gran responsabilidad: éstos van a servir para que agentes económicos dimensionen el problema y tomen decisiones de consumo e inversión que pueden hasta aumentar los costos bajo ciertos escenarios. Coordinador de estudios macroeconómicos y de mercados en la Dirección de Estudios Económicos de Banamex. Las opiniones expuestas son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la visión de Banamex
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