Crecimiento mediocre en tres décadas (El Financiero 25/10/11) Leticia Rodríguez López Martes, 25 de octubre de 2011 •Avances insuficientes para atender demandas de la población. •México pasó de ser una economía petrolizada a a un país maquilador. •Reducir pobreza y desempleo, el principal reto.
· El país, con tres décadas de crecimiento mediocre
Atrás, muy lejos, quedaron los años con crecimientos económicos superiores a 6 por ciento, y se pasó a un periodo de estancamiento, con avances mediocres en las últimas tres décadas, insuficientes para atender las diversas demandas de la población, entre éstas la de empleo y reducir la pobreza. El mayor incremento del Producto Interno Bruto (PIB) se registró en la década de los noventa, con un repunte promedio de 3.6 por ciento, mientras que en los últimos diez años el alza fue de apenas 1.7 por ciento, muy cerca del 1.9 por ciento reportado en los ochenta, según datos del Centro de Análisis y Proyecciones Económicas para México (CAPEM). Donde sí se lograron destacados avances fue en el control de la inflación, hasta llegar a índices de un dígito desde comienzos de la última década. En febrero de 1988 en el país la inflación llegó a dispararse hasta 180 por ciento anual, señala César Castro, director de análisis del CAPEM. La inflación promedio fue de 69.1 por ciento en la década de los ochenta; en los noventa se ubicó en 18.7, y en los últimos diez años en 14.7, puntualiza. Durante las últimas tres décadas México pasó de ser una economía petrolizada, cerrada, con baja competencia interna, a una totalmente abierta al comercio y a los flujos financieros, apuntan diversos especialistas. Hace 30 años prácticamente dependíamos de un producto para exportar: el petróleo, que representaba 80 por ciento de las ventas al exterior; ahora es la manufactura la que ocupa ese porcentaje. Somos hoy una economía abierta, pero también un país maquilador, con una baja integración en cadenas productivas, coinciden expertos. Desafíos Pero la política económica que se ha seguido no es la que requiere México, asevera Luis Foncerrada, director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP). El principal desafío, plantea, es reducir la pobreza, además de mejorar la calidad de vida de la población y fortalecer el mercado interno, y la única receta es la inversión. Hay que "nacionalizar la globalización", reacomodar las cadenas productivas, recomponer las cadenas de insumos, sugiere. "No hemos acabado de abrirnos realmente. Exportamos importaciones. Nuestras ventas al exterior van a crecer, pero somos un país maquilador. Se requiere de una mayor apertura, una integración más inteligente, financiamiento y política industrial." Otros desafíos consisten en avanzar en aspectos como la certeza jurídica para la inversión y para un ambiente de negocios; transparencia y rendición de cuentas por parte de los gobiernos locales, y en las reformas estructurales, que también han sido obstruidas por el PRI, señala Foncerrada. En estos últimos 30 años el crecimiento ha estado por debajo de su potencial, dados sus ciclos económicos, plantea Raymundo Tenorio, director de la carrera de economía en la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey. Afirma que no se ha podido regresar a los niveles de casi 10 por ciento que se presentaron en los sexenios de Adolfo Ruiz Cortines y Adolfo López Mateos, porque se dieron bajo un esquema de economía cerrada, de proteccionismo, y nos incorporamos de manera tardía a los cambios que se daban en el mundo, entre éstos la apertura comercial. Tampoco se ha tenido una estrategia de largo plazo, más allá de cada sexenio; no hay continuidad en el desarrollo del país, en los programas, y éste ha sido uno de los grandes problemas. El crecimiento ha sido desigual y la economía informal ocupa cada vez más un lugar importante, añade. En estos años se acumuló un déficit en la distribución del ingreso y de atención a la pobreza; se amplió la brecha entre quienes más tienen y quienes menos tienen, y los altos ingresos siguen concentrados en unas cuantas familias. Uno de los logros de las últimas décadas es haber dejado atrás procesos de hiperinflación derivados del proteccionismo y de un alto gasto del sector público, y haber alcanzado niveles inflacionarios de un dígito, situación que contribuye a detener el deterioro del poder adquisitivo y a planear inversiones con más certidumbre, asegura el catedrático del Tecnológico de Monterrey. Por ejemplo, refiere, en la administración de José López Portillo la inflación acumulada fue de 405 por ciento, y con Miguel de la Madrid de 3,632 por ciento, para llegar a 29 y 16 por ciento en los sexenios de Vicente Fox y Calderón, respectivamente. En cuanto al crecimiento, con López Portillo fue de 6.5 por ciento en promedio; con De la Madrid, de cero por ciento; con Carlos Salinas, de 3.9; con Zedillo, de 3.4; con Fox, de 2.3, y ahora con Calderón, de 1.8, indica Raymundo Tenorio. Crisis recurrentes A lo largo de los primeros años de los ochenta la preocupación era recuperarnos de la crisis que provocó el gran endeudamiento de los expresidentes Luis Echeverría Álvarez y José López Portillo, así como resolver el problema de la fuerte caída en el precio del petróleo, recuerda el director del CEESP. En los primeros años de los noventa se crece bien, hay más apertura comercial, se baja la inflación y se vive una época de inversión importante, pero de nuevo "Carlos Salinas comete el gran error de sobrevaluar el tipo de cambio", y junto con la apertura se llegó a un enorme déficit de la balanza de pagos, explica Foncerrada. Lo anterior desencadenó la crisis de 1994, con la devaluación del peso, anota, pero que fue resuelta bien por el expresidente Ernesto Zedillo. Expone que la gran diferencia entre los gobiernos priistas y panistas de los últimos dos sexenios es que ya no hemos tenido inflación, y eso ha sido muy importante para poder mantener el salario real. Señala, sin embargo, que al igual que en las décadas anteriores de los gobiernos priistas, no se ha podido generar el millón de empleos anuales que se requieren en el país. En los sexenios gobernados por el PRI las crisis económicas fueron recurrentes, aunque en las dos últimas administraciones (del PAN) el país no ha estado exento de estos problemas. Aun cuando hay una gran diferencia con las crisis ocurridas a lo largo de estos 30 años, las de los gobiernos priistas (1982, 1987 y 1995) tuvieron un origen interno. En tanto, las sufridas en los gobiernos del PAN fueron externas y tuvieron su epicentro en la Unión Americana: la de 2000 (crisis de las punto.com), de 2002 (derivada de los ataques a las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001), y la de 2008 (subprime). Todas con un fuerte impacto para México por la dependencia que tiene de la economía estadounidense. Así, "en la vida de EL FINANCIERO en estos 30 años el periódico no ha podido anunciar ni ver épocas de crecimiento económico importantes". Tal situación se relaciona con diversas fallas: una caída importante de la inversión pública y el financiamiento a las actividades productivas, y la falta de una alianza para crecer de manera más inteligente al exterior, aunado a la carencia de una política industrial. Lecciones Algunas lecciones que se deben aprender de estos 30 años, de acuerdo con el director del CEESP, Luis Foncerrada, son las siguientes: - Los sectores público y privado deben caminar juntos. - Se necesita una fuerte alianza político-económica entre la IP y las autoridades, y todos los agentes de la economía, bien encaminada, bien alineada, para crecer. - Contar con una política industrial que fomente el desarrollo regional y sectorial. - Reconstruir el sistema financiero y hacerlo crecer. - No tener una dependencia excesiva del petróleo y permitir que la iniciativa privada invierta en el sector energético. - No descuidar la inversión pública.
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