Desigualdad y riesgo país (El Financiero 07/10/10)

Desigualdad y riesgo país (El Financiero 07/10/10)

Gabriel Torres

Jueves, 7 de octubre de 2010

Al analizar el riesgo país algunas de las preguntas que recibo a menudo son: ¿Cuál es el impacto de los factores sociales? ¿Afecta el nivel de pobreza o la distribución de ingresos? ¿Y, si es así, cómo se incorporan al análisis de riesgo?

 

La experiencia demuestra que estos factores suelen impactar de forma indirecta, si llevan a cambios bruscos de políticas públicas.

 

Y aquí las instituciones de los países marcan diferencias. En algunos, las presiones sociales son muy fuertes. Pero en otros son más limitadas.

 

¿Qué notamos en Latinoamérica?

 

Empecemos por describir la situación actual. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publica anualmente un informe sobre el desarrollo humano en todo el mundo.

 

Hace unos días publicó el primer estudio sobre el desarrollo en Latinoamérica. El reporte, de más de 200 páginas, es demasiado complejo para resumir en esta columna.

 

Pero el informe deja claro que Latinoamérica retiene el cetro de la región con mayor desigualdad de ingresos del mundo. Es más, explica que también tiene otras iniquidades, como el acceso a la salud y la educación.

 

Sin embargo, aún más preocupante es que estas desigualdades se mantienen a través del tiempo, al crear condiciones donde a los hijos les cuesta superar la situación socioeconómica de los padres.

 

Los problemas sociales no son uniformes. Hay bastante diferencia entre los diferentes países de Latinoamérica. Bolivia, Haití, Ecuador y Brasil tienen la mayor iniquidad de la región.

 

Por el contrario, Uruguay, Costa Rica y Venezuela tienen la menor. Pero aun el país con menor desigualdad -Uruguay- tiene mayores iniquidades que cualquiera de las naciones desarrolladas.

 

¿Esto significa que la región está condenada a altos niveles de instabilidad? No. Esto varía por país. En Latinoamérica los altos niveles de desigualdad y pobreza han sido, por muchos años, factores casi estructurales, de difícil cambio. (Dejará para el futuro la discusión de por qué esto es así y qué se puede hacer al respecto)

 

Son, si se quiere, una parte casi permanente de la situación de la región. Por lo tanto, para que tengan un impacto directo tiene que resultar en cambios claros de las políticas públicas.

 

Un ejemplo: en Argentina hay gran demanda de parte de la población para que el gobierno aplique políticas redistributivas, en parte vía impuestos a los sectores exportadores que más han crecido en los últimos años.

 

En 2008 la lucha entre el gobierno y los agroexportadores llevó a un conflicto nacional. Pero en Paraguay, un país vecino que también se ha beneficiado de altos niveles de exportación agrícola, la presión redistributiva es mucho menor. Allí no hubo ningún conflicto nacional. Es decir, lo que lleva a la crisis a un país puede ni molestar a otro.

 

Y éste parece ser el factor clave, las diferencias institucionales entre los países. En algunos las demandas sociales, los reclamos de la población, se pueden manejar de forma que no lleven a conflictos en toda la nación.

 

En otros no. Argentina es mas rica que Paraguay, pero tiene más conflicto social. Lo mismo pasa con Venezuela y Guatemala. Perú encuentra un camino, pero a Ecuador le es más difícil.

 

Las buenas noticias en todo esto es que, a pesar de la recesión de 2009, los últimos años de crecimiento han ayudado a reducir tensiones. La desigualdad, aunque permanece alta, ha disminuido un poco. La clave para la región es avanzar sobre lo logrado, entendiendo lo mucho que todavía falta.

   

Colaboración mensual de Moody's para EL FINANCIERO