"Guerra de monedas", factor de presiones inflacionarias (El Financiero 14/10/10)

"Guerra de monedas", factor de presiones inflacionarias (El Financiero 14/10/10)

Clara Zepeda Hurtado

Jueves, 14 de octubre de 2010

Vulnera los regímenes cambiarios de libre flotación.

IPADE: paridad débil, ventaja competitiva.

Puede resultar en mayores costos: Base.

 

En un entorno de modesto crecimiento y alta incertidumbre, las economías mundiales se obsesionan por la competitividad, pero no por la que depende de la calidad e innovación, sino por la del tipo de cambio, lo que provoca desequilibrios y pocos resultados.

 

Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Base Casa de Bolsa, argumentó que "la guerra de divisas" puede ser vista como un mercado oligopólico, en donde los participantes (los países) se pelean por mayores ingresos (exportaciones).

 

En aras de estimular el crecimiento económico vía exportaciones, los bancos centrales de las economías altamente exportadoras están interviniendo en la política cambiaria, socavando los regímenes de libre flotación.

 

Se acusa a China de devaluar su moneda, mientras que a los países industrializados se les culpa de inundar los mercados emergentes con capital.

 

No obstante, aclaró Siller, las depreciaciones cambiarias generan presiones inflacionarias, pero en el caso de Japón, por ejemplo, no representan un problema por tener una baja tasa en los precios al consumidor de forma sistemática.

 

El caso de China es distinto, ya que su depreciación viene desde tiempo atrás y sus insumos no dependen del exterior.

 

"Para otros países, entrar en tal `guerra´ pudiera derivar en presiones inflacionarias y en otras distorsiones para su economía, que al final de cuentas resultaría en mayores costos que el crecimiento económico generado por la mayor exportación", precisó la analista de Base.

 

Puede haber países muy eficientes y competitivos, pero con el beneficio de una moneda débil la paridad se vuelve una ventaja, aseveró Miguel León Garza, catedrático del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (IPADE).

 

Alertó que en esta guerra cambiaria habrá enfrentamientos y posturas duras, pues el consenso entre las economías no será tan rápido, lo que seguirá generando inestabilidad entre los agentes económicos.

 

El catedrático del IPADE visualizó afectaciones en el comercio mundial.

 

China ha señalado que no se va a dejar presionar por el mundo para apreciar el yuan, lo único que le queda es usar otras barreras para evitar la entrada de productos chinos a Estados Unidos, de tipo ecológico, por ejemplo, para de alguna manera contener ese desbalance entre exportaciones e importaciones.

 ¿Un Bretton Woods? 

Por ahora, no habrá un tercer Bretton Woods en el mercado de divisas, sentenció John Hardy, consultor de divisas de Saxo Bank.

 

En la reunión del Fondo Monetario Internacional y del G-20, el primero se convirtió en el árbitro de la "guerra de divisas", pero no avanzó en una tregua.

 

No es la primera vez que se da una "guerra de divisas". Gabriela Siller relató que en la década de los treinta, los países iniciaron devaluaciones competitivas, ya que querían salir de la Gran Depresión aumentando las exportaciones.

 

Los tratados de Bretton Woods pusieron fin a este conflicto, llevando a un consenso de políticas macroeconómicas bajo un tipo de cambio fijo entre el dólar y el oro, que más tarde fue abandonado en la década de 1970.

 

Años después del abandono del sistema Bretton Woods, Estados Unidos convocó a una junta con los líderes de Francia, Reino Unido, Alemania y Japón, la cual culminó con la firma del Tratado del Plaza el 22 de septiembre de 1985.

 

Cada uno de estos países acordó depreciar el dólar frente a sus monedas, con el fin de ayudar a Estados Unidos a mejorar su desequilibrio comercial.

 

Como consecuencia, Estados Unidos arregló temporalmente su balanza, pero Japón entró en una etapa de estancamiento y problemas económicos como la deflación, provocados por el bajo crecimiento, en lo que se denominó la década perdida.