Fracasa el modelo industrial exportador del país (El Financiero 22/11/10)

Fracasa el modelo industrial exportador del país (El Financiero 22/11/10)

Isabel Becerril

Lunes, 22 de noviembre de 2010

•En más de 3 décadas no ha contribuido al crecimiento.

 

México ha invertido más de tres décadas en la aplicación del modelo industrial exportador (MIE), que no ha contribuido al crecimiento ni al bienestar del país, acusan académicos.

 

Carlos Canfield Rivera y Omar Jiménez Sandoval, profesores del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Instituto Tecnológico de Monterrey campus Estado de México, señalan que ese modelo no ha podido frenar la pérdida del poder adquisitivo que experimenta el salario desde la década de los setenta.

 

Tampoco las reformas asociadas al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) han tenido el impacto deseado en cuanto a la convergencia salarial entre México y Estados Unidos.

 

Mientras que en 1980 el salario manufacturero en México representaba 39 por ciento de las percepciones pagadas en el vecino del norte, en 2007 sólo fue de 17 por ciento.

 

Los especialistas advierten que los salarios de los mexicanos son 53 por ciento menos que los de Estados Unidos hace 30 años.

 

En el estudio Consolidación del mercado interior, la última llamada para México frente al siglo XXI, Omar Jiménez y Carlos Canfield puntualizan que el país ha ocupado 30 años en la aplicación del MIE, que se construye a partir de patrones de especialización productiva, escasa profundización tecnológica y desintegración de la producción nacional.

 

Bajo ese esquema y con una mayor inversión en la mano de obra, según la teoría, el país generará una espiral virtuosa de incrementos salariales, poder adquisitivo, fortalecimiento del mercado interno, crecimiento y, consecuentemente, bienestar para toda la población.

 

Realidad

 

Sin embargo, los investigadores del Tec de Monterrey exponen que la realidad contradijo a la teoría, porque las remuneraciones al trabajo no crecieron, lo que se confirma con la pérdida de 75 por ciento del poder adquisitivo de los minisalarios de 1976 a 2010.

 

Esa pérdida no sólo ha representado una reducción real del bienestar de las familias, sino también una pérdida efectiva de la demanda agregada de bienes y servicios con las respectivas oportunidades de inversión.

 

Tanto la aplicación del modelo industrial exportador como la firma del TLCAN han generado un importante deterioro del entorno laboral mexicano, el cual hoy se caracteriza por mayor desocupación, informalidad, sobrecalificación y mala calidad de los empleos generados.

 

Esta "situación que en su conjunto ha producido una exclusión social, ya que la precarización del trabajo ha contribuido a polarizar a la población, donde una mitad se rige por relaciones salariales y la otra se encuentra relegada del mercado".

 

En su análisis, Canfield Rivera y Jiménez Sandoval plantean que el gobierno y el sector privado deben darse cuenta de que el consumo representa una gran oportunidad para reestablecer el aparato productivo interno, ya que 86 por ciento del gasto privado se destina a la compra de bienes de origen nacional.

 

Consideran que en el país aún hay márgenes de maniobra para mejorar las percepciones salariales. Por principio, una mayor racionalización de los gastos de gobierno y un sacrificio en las autilidades coadyuvarían a detonar el mercado interno a partir de incrementos en los salarios reales pagados en los sectores público y privado.