Desalentador panorama para los jóvenes (El Financiero 12/08/11)

Desalentador panorama para los jóvenes (El Financiero 12/08/11)

Zenyazen Flores

Viernes, 12 de agosto de 2011

•Desempleo juvenil amenaza potencial económico de México.

•Riesgo de pasar de un bono a un "pagaré" demográfico.

•Informalidad, una "válvula de escape".

 

· Peligra el potencial económico que representan los jóvenes para el país

La desocupación, la poca oferta de empleos, la proliferación de trabajos precarios, la "válvula de escape" que es la informalidad e incluso la ociosidad entre los jóvenes son factores que constituyen la mayor amenaza al potencial de desarrollo de nuestra economía, y ponen a ese segmento de la población en riesgo de convertirse en "una generación perdida".

 

En otras palabras, subrayó Miguel Ángel Carreón, director del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), se corre el riesgo de transitar de un bono demográfico a un "pagaré demográfico", compuesto por 36.2 millones de mexicanos de entre 12 y 29 años.

 

Dentro del Día Internacional de la Juventud señaló que "el principal problema de los jóvenes es que está roto su contrato social personal. Paradójicamente, ésta es la generación más gadgetera y más digitalizada, pero es la más desinformada...

 

"Es necesario un pacto integral para abrir el abanico de oportunidades a los jóvenes, pues papá gobierno no va a venir y resolver todos los problemas."

 

La crisis en México dejó una tasa de desocupación de 9.55 por ciento en jóvenes de entre 14 y 29 años, equivalente a un millón 327 mil 237 individuos, según datos del INEGI al primer trimestre, mientras que para la población en general el índice fue de 5.2 por ciento.

 

Cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que en los mercados laborales, donde existe un exceso de buscadores de empleo, aumenta la probabilidad de que los jóvenes acepten trabajos de baja calidad, sin la posibilidad de capacitarse o incorporarse a la economía informal.

 

En ese sentido, en México 12 millones 938 mil personas laboran en la informalidad, de las cuales una tercera parte tienen entre 14 y 29 años, es decir tres millones 750 mil, siendo el subgrupo de 20 a 29 años el de mayor integración a esa modalidad, con dos millones 596 mil.

 

Lo anterior pone a los jóvenes en la antesala de perder la posibilidad de transformarse en capital humano que genere innovación, productividad y competitividad, asevera José Luis de la Cruz, experto del Tecnológico de Monterrey, pues acercarse a la informalidad a edad temprana reduce el margen de obligación dentro de la legalidad, como es pagar impuestos y la propia disciplina de un trabajo formal.

 

Otro factor que debilita a los jóvenes es la ociosidad, que entre ellos es costosa, advierte la OIT, ya que no contribuye al bienestar económico del país, sino que provoca una pérdida de ingreso en la generación más joven, lo que se traduce en una falta de ahorros.

 

Bajos salarios

 

Del informe "Trabajo decente y juventud en América Latina 2010" de la OIT se desprende que en México el 21 por ciento de los jóvenes de entre 15 y 24 años (alrededor de cuatro millones) no estudian ni trabajan, cifra superior en 1.2 puntos porcentuales respecto a la media para la región, que es de 19.8 por ciento.

 

No obstante, el director del Imjuve estima que existen unos siete millones de ni-ni de entre 12 y 29 años.

 

En nuestro país los sectores de turismo, transformación y construcción son los que emplean el mayor porcentaje de jóvenes de entre 16 y 24 años de edad, según datos de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

 

Sin embargo, esas tres áreas de la economía, que agrupan a 63 por ciento de los jóvenes de esa edad, pagan salarios por debajo del promedio de 11 sectores económicos, que es de cinco mil 622 pesos mensuales, y donde se emplean los mexicanos con los niveles más bajos de escolaridad, siendo la secundaria el máximo grado alcanzado.

 

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) apunta que tras un periodo de recesión, los jóvenes calificados no tienen cabida en el proceso de recuperación económica, porque los empleadores prefieren a recién egresados, mientras que los jóvenes no calificados son los más vulnerables, porque están en riesgo de aislarse de la fuerza de trabajo ante la falta de oportunidades.