Estancamiento y polarización en la industria (El Financiero 19/10/11)

Estancamiento y polarización en la industria (El Financiero 19/10/11)

Isabel Becerril

Miércoles, 19 de octubre de 2011

•El sector pierde fuerza y presencia en la economía.

•Fabricantes migran hacia la comercialización.

•Se carace de cadenas productivas articuladas.

 

· Desmantelamiento de la industria nacional

Los rasgos que definen el paso de la industria por las últimas tres décadas son: estancamiento, polarización y escasa integración, pero, eso sí, ahora está globalizada.

 

Además, conforme transcurren los años, el sector pierde fuerza y presencia en la economía -sobre todo en la generación de empleos-, y valor agregado.

 

Para muestra un botón: la participación de la industria en el Producto Interno Bruto (PIB) ha disminuido de 35.8 por ciento en el sexenio de José López Portillo a 31.3 por ciento en el gobierno de Vicente Fox, y a 30.2 por ciento en lo que va de la actual administración.

 

Empresarios, académicos y analistas del sector privado coinciden en que México se encuentra en el paradigma de las economías emergentes que padecen la pérdida de músculo industrial, porque decenas de fabricantes han dejado de producir y se han pasado del lado de los comercializadores, importadores y ensambladores.

 

Salomón Presburger Slovik, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), señala que a lo largo de los últimos 30 años el aparato productivo se ha estado desmantelando, y ello ha llevado a que el país carezca de cadenas productivas articuladas y que, por tanto, no pueda aspirar a contar con un sector desarrollado.

 

La desaparición de sectores completos, en particular de ramas de materias primas, ha ocasionado que la industria local dependa de los insumos extranjeros.

 

Asimismo, advierte, los crecimientos de dos dígitos en la industria, alcanzados en los sesenta y setenta, fueron olvidados en los últimos 30 años, y difícilmente se alcanzarán de 5 a 6 por ciento.

 

Sergio Cervantes Rodiles, líder de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), afirma que el país ha sufrido en los últimos años una importante desindustrialización.

 

Ello, explica, debido a que el sector pasó de un mercado totalmente cerrado y protegido a uno más abierto con la firma del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), en 1986, sin otorgar herramientas necesarias al aparato productivo para que pudiera hacer frente a la competencia.

 

De 1986 a la fecha, en México se cuenta con una política fabril totalmente alejada de los requerimientos del aparato productivo; "los planes ideados para el sector han estado totalmente desvinculados de él".

 

En cada sexenio se ha observado la carencia de objetivos y estrategias de política industrial que responda a las necesidades del proceso de desarrollo tanto por sectores como por regiones.

 

Además, anota, la política económica ha dejado rezagado al sector, y más ahora que lo más importante es alcanzar los objetivos trazados para las principales variables económicas.

 

Programas

 

Con López Portillo, el proceso industrializador se basó en el fomento a la exportación, explotación, refinación y exportación de petróleo y gas, y se impulsó la producción petroquímica básica.

 

El Estado continuó con la política de controlar todas aquellas industrias que consideró básicas para el desarrollo del país, como el petróleo, la petroquímica, la electricidad, el azufre, los fertilizantes, el acero, el azúcar y los autobuses de pasajeros.

 

Durante ese sexenio el Estado continúo como el principal promotor del proceso de industrialización, basado en una política proteccionista vía una legislación favorable al proceso.

 

En la era de Miguel de la Madrid, la protección del Estado a la industria se da en forma racional y selectiva, porque disminuyen y se eliminan algunos subsidios, y aumentan los precios de bienes y servicios del sector público, para estimular la inversión privada, y se autoriza la depreciación acelerada y la revaluación de activos.

 

También se promueve la eficiencia industrial, con el fin de mejorar la competitividad internacional, para lo cual se elimina el sistema general de aranceles y permisos previos a la importación, y se busca instrumentar un sistema racional de protección.

 

Para apoyar la economía en general y al sector en particular, en ese sexenio se arman diversos programas, entre éstos el Plan Nacional de Desarrollo, el Programa de Financiamiento y Desarrollo, el Programa Nacional de Capacitación y Productividad, el Programa de Desarrollo Tecnológico y Científico, y el Programa Integral de Desarrollo de la Industria Petroquímica.

 

En la época de Salinas, el objetivo es terminar con el modelo de sustitución de importaciones vía la internacionalización de la economía, y fomentar las exportaciones competitivas.

 

Se arma el Programa Nacional de Modernización Industrial y Comercio Exterior; el Estado se retira de algunas actividades económicas a través de la política de privatización, y se crea el Programa Nacional para la Elevación de la Productividad y la Calidad.

 

En los siguientes seis años, en la administración zedillista, se pone en operación el Programa de Política Industrial y Comercio Exterior 1995- 2000, que tiene entre sus propósitos incrementar la capacidad competitiva a nivel internacional, reforzando la capacitación y el adiestramiento de las fuerzas de trabajo del país y la renovación y modernización tecnológica.

 

Además se continúa con la política de sustitución eficiente de importaciones, y existe el intento de integración de cadenas productivas para incorporar mayor valor agregado a los bienes producidos.

 

Con Vicente Fox se ideó la política de desarrollo empresarial 2001-2006, creándose, entre otras cosas, el Fondo de la Pequeña y Mediana Empresas, y programas como el de incubadoras, el de capacitación y consultoría para las pequeñas empresas, el de capital semilla, el Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Pronafin) y el Programa para el Desarrollo Industrial del Software (Prosoft).

 

En ese sexenio también nació la Subsecretaría de la Pequeña y Mediana Empresa, cuyo primer titular fue Juan Bueno Torio. 4

 

Con el presidente Felipe Calderón -a decir de Enrique Dussel Peters, profesor del Posgrado de Economía de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)-, la política orientada a la industria se encuentra desmantelada y en una fase caótica, porque si bien existen un sinnúmero de planes para apoyar al aparato productivo, éstos no están ligados.

 

Rezagos

 

Recuerda que el gobierno calderonista, en voz del secretario de Economía, Bruno Ferrari, prometió que en 2011 estaría armada la nueva política industrial, basada en las necesidades de los sectores de cada una de las regiones del país.

 

Pedro Tello Villagrán, director de Robleda, Tello y Asociados, anota que México cuenta con dos grandes grupos de empresas:

 

1. Las de clase mundial, que son las que integran las ramas de electrónica, automotriz y autopartes, y que están orientadas al mercado externo, por lo que sus estándares de calidad son elevados.

 

2. Las firmas medianas, pequeñas y familiares, enfocadas al mercado local, que presentan problemas tecnológicos y se encuentran en la transición o rezagadas en sus procesos administrativos.

 

Explica que en el país se cuenta con una industria globalizada, porque sus precios están condicionados a los costos de las materias primas de importación.

 

Dice que se tiene una industria desarticulada porque al sector no se le indujo hacia un proceso de integración o restitución de las cadenas productivas, creadas con base en las firmas nacionales.

 

Asegura que el país está lejos de tener al total de la industria con capacidad para competir con los centros manufactureros de todo mundo.

 

"Se tiene una industria que en su mayoría se quedó en el proceso de transición, dependiente del mercado interno y sin elementos que le ayuden realmente a modernizarse."

 

Miguel Ángel Corro Manrique, director del Departamento de Administración y Finanzas del Tecnológico de Monterrey, sostiene que el principal problema que presenta la industria es que en la nación no se produce la tecnología que requiere; "ésa es una de nuestras patas cojas como país".

 

A pesar de que México es de los países más abiertos del mundo, muchas de sus industrias que están enfocadas sólo al mercado interno operan con tecnología que data de los años cuarenta.

 

Indica que el país cuenta con una subsecretaría que respalda a las pequeñas empresas, pero no existe un plan real de apoyo al emprendimiento -desde los planos sectorial y regional-, que establezca metas, objetivos y que pueda plantearse revivir las cadenas productivas que han desaparecido.

 

"Treinta años han sido suficientes para que México tenga una industria endeble, precaria, permeable y dependiente."