Los riesgos para la economía mexicana (El Financiero 27/04/12)

Los riesgos para la economía mexicana (El Financiero 27/04/12)

Carlos Alberto Martínez

Viernes, 27 de abril de 2012

Aunque se espera que este año la economía mexicana crecerá 3.6 por ciento y que, junto con el resto de las economías emergentes, contribuya a la incipiente recuperación mundial, existen riesgos que no pueden soslayarse.

 

En efecto, las llamadas economías emergentes serán las que estimulen la recuperación mundial, pero ésta todavía presenta riesgos que atender.

 

Si bien Brasil aportará 3 por ciento y China 8, y con ello -al igual que el resto de las naciones emergentes- apoyarán el crecimiento mundial, no se alcanza a conjurar el peligro al que está sujeto el entorno internacional.

 

Para México, la situación está muy clara y tendrá que ser materia no sólo para esta administración, que está en el ocaso, sino para los actuales candidatos a la Presidencia de la República, que para el caso del ganador recibirá una economía con riesgos que atender.

 

El primero de ellos se ubica en lo alto que ha estado el precio del petróleo. En este sentido, para EU los altos precios de los hidrocarburos le afectan sensiblemente, como quizás a ninguna economía del mundo.

 

Lo anterior tiene fuertes implicaciones en la nuestra, debido a la enorme dependencia que tenemos de nuestro vecino del norte, la cual no nos hemos podido quitar al cabo de los años.

 

La hipersensibilidad de EU a los altos precios del petróleo puede detener de manera importante la muy débil recuperación de la economía estadounidense, poniendo en naturales aprietos a la mexicana.

 

La enorme dependencia de México hacia EU, aunado al muy pobre dinamismo de ellos y su sensibilidad a los precios de los hidrocarburos, son elementos que monitorear en las próximas semanas, pues estos precios ya llevan un buen tiempo altos y los riesgos geopolíticos en Irán, Corea del Norte y otras latitudes persisten, lo que podría no sólo ayudar a que bajen, sino por el contrario, a que vayan a aumentar más.

 

El segundo riesgo se ubica en la zona euro. Cuando la aspirina que se le dio a Grecia apenas se estaba asimilando por su estómago enfermo y delirante, España nos recuerda que no se ha ido y que sus riesgos son aún mayores que los del país helénico.

 

España no sólo será el único país que no crecerá este año en la zona europea, sino que presenta una tasa de desempleo de 25 por ciento y el plan de ajuste del nuevo gobierno no es, ni por asomo, suficiente para revertir en el corto plazo los graves problemas económicos que infortunadamente presenta.

 

La situación en la zona europea ha sido la causa de los constantes episodios de inestabilidad financiera internacional que, entre otras cosas, han llevado a la cotización del dólar a precios elevados y a que la recuperación internacional no sea lo vigorosa que se requiere.

 

Por tanto, el drama del euro seguirá siendo un tema a monitorear en el contexto de recuperación económica que se pretende.

 

El tercer riesgo, y que quizás sea el más emblemático, está ubicado en el corazón mismo de nuestra economía. La debilidad del mercado interno tal vez sea el mayor reto de México para realmente blindarse del entorno internacional aún adverso y débil.

 

El país no ha podido desarrollar su mercado interno y llevarlo al mismo nivel que el externo. Por años se han priorizado las exportaciones e importaciones y se han abandonado los temas domésticos.

 

Los monopolios y oligopolios, tanto públicos como privados, persisten subidos en el marasmo de intereses que no se han podido romper. Así, los sectores energético, financiero y de telecomunicaciones presentan prácticas no competitivas que hacen a nuestra economía justamente poco competitiva y promueven que en estos sectores haya precios sumamente costosos para todos.

 

En otro lado, el sector bancario nacional no ha recuperado los niveles de crédito que se tenían hace 17 años y el grado de penetración de la banca en el territorio nacional es muy pobre; en tanto para el primer caso, el financiamiento representa 14 por ciento del PIB cuando en 1995 era de 44 y, para el segundo, tan sólo 34 por ciento del territorio nacional posee una sucursal bancaria.

 

A lo anterior se suma la falta de potencia que el gobierno debería de tener para que, vía el gasto público, se pueda abatir más rápido la pobreza y estimular el crecimiento. El gobierno debe de ser dotado de mayores recursos para ejercer de una mejor manera su capacidad distributiva de la riqueza.

 

Finalmente, el sistema de transporte en México está muy poco desarrollado. La falta de sistemas de transporte eficiente en todas sus modalidades y la pobre infraestructura carretera y aeroportuaria, y la inexistente en los rubros portuarios y férreos, hace que las personas y mercancías en el país tarden horas y semanas en trasladarse, lo que hace al comercio interno muy poco eficiente.

 

La debilidad de la recuperación de EU y los altos precios del petróleo, aunado a la crisis de España y la zona euro, junto con el escaso desarrollo del mercado interno, son elementos para pensar que nuestra economía no está exenta de riesgos y será materia para los que se van y los que llagarán.

   

Investigador. Profesor del Tec de Monterrey y de las universidades Panamericana e Iberoamericana Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida de \"spam bots\", necesita habilitar Javascript para poder verla.