Dos concepciones de pobreza (El Financiero 27/05/13)

Dos concepciones de pobreza (El Financiero 27/05/13)

Araceli Damián

Lunes, 27 de mayo de 2013

El debate acerca de los criterios para establecer cuáles son los umbrales mínimos para definir la pobreza se inició hace más de un siglo. El enfoque dominante, liderado por el Banco Mundial (BM), supone que las definiciones de pobreza deben estar asociadas a la idea de subsistencia y, por tanto, establecen parámetros para la satisfacción de las necesidades minimalistas.

 

Sin embargo, diversos autores establecen que los umbrales de pobreza deben expresar el piso mínimo debajo del cual se puede considerar que la vida humana pierde la dignidad y se degrada, y proponen definir qué derechos socioeconómicos deben ser garantizados para que todos puedan llevar una vida valiosa.

 

Establecer umbrales de satisfacción de necesidades humanas muy bajos conlleva la subestimación del nivel de carencia y el desconocimiento del grado de violación de los derechos humanos sociales y económicos. Pero la tendencia a utilizar medidas en extremo bajas ha sido resultado de la preponderancia que ha tenido la visión del Banco Mundial, organismo que ha sostenido que existen dificultades para determinar de manera objetiva los umbrales de satisfacción de necesidades más allá de la alimentación. Por el contrario señala que existen considerables consensos sociales sobre normas mínimas de bienestar y sobre lo que debe definirse como necesario.

 Una posición similar fue adoptada por el sociólogo británico y destacado estudioso de la pobreza Peter Townsend, quien afirmaba que "el aspecto clave del debate sobre la pobreza es insistir que en todo el mundo las necesidades humanas no son de un tipo distinto y no deben ser restringidas a la mera supervivencia física. Sugerir que la gente "poco sofisticada" tiene menos necesidades que los miembros de "civilizaciones" complejas es una arrogancia, tanto como el que las clases dominantes sugieran que las necesidades de los pobres pueden ser propiamente cubiertas si se les provee de los medios de subsistencia" (citado en Walker Alan y Walker Carol, 2009, Peter Townsend 1928-2009. A Memorial Service Celebrating the Life Peter Townsend, Reino Unido: 13). 

Para Townsend, los estilos de vida constituyen el parámetro para definir la pobreza, y éstos pueden establecerse con base en un conocimiento de las normas sociales, que tienen un carácter objetivo. Según este autor, lo fundamental es identificar, clarificar y explicitar "las demandas que se le imponen a la gente para que cumpla con las expectativas sociales derivadas de sus papeles de trabajador, ciudadano, padre, vecino y amigo... Los recursos mínimos para llevar a cabo estos roles tienen que ser aproximadamente definidos. A partir de la identificación de los pobres mediante estas definiciones será posible preguntarse cómo se reasignarán los recursos de la sociedad de manera que las vidas de su gente puedan volverse más valiosas" (ibid).

 

De acuerdo con este autor, la pobreza está definida a partir de "un umbral de recursos necesarios para obtener los tipos de dieta, participar en las diversas actividades socialmente aceptadas, gozar de las condiciones de vida y las comodidades acostumbradas, o al menos ampliamente fomentadas o aprobadas, en la sociedad a la que pertenecen" (Townsend, 1979, Poverty in the United Kingdom: A Survey of Household Resources and Living Standards, London, Allen Lane and Penguin Books: 273). Así, los pobres tendrían que estar definidos como aquellos individuos, familias o grupos de la población que no tienen los recursos necesarios para poder participar en los estilos de vida socialmente aceptados.

 

Veamos ahora, en la práctica, qué sucede con definiciones minimalistas como la del Banco Mundial. Este organismo estableció como parámetro para medir la pobreza extrema global un dólar con 25 centavos por persona al día. Aun con este parámetro podemos notar que la pobreza en el mundo está ampliamente generalizada, ya que en 2005, mil 400 millones de personas vivían con un ingreso menor a esa cantidad.

 

No existe un cálculo alternativo al del BM del monto de pobreza en el mundo, utilizando, por ejemplo, una propuesta similar a la de Townsend. No obstante, retomando la comparación que hizo este autor entre el nivel de pobreza en Gran Bretaña estimado por el gobierno británico con un umbral similar al del BM (aunque no tan bajo), con el que resulta de aplicar el método de medición que él propuso, para identificar a los hogares cuyo ingreso estaba por debajo del nivel que les permitiría participar en el estilo de vida prevaleciente, tenemos que la pobreza pasaba de representar 7 por ciento de los hogares en 1968-1969 a 25 por ciento.

 

Es obvio que si ampliáramos el umbral utilizado por el BM, para que representara el nivel de los estilos de vida socialmente aceptados en la actualidad, la pobreza podría llegar a afectar entre 70 y 80 por ciento de la población mundial. Pero ¿qué implicaría establecer un umbral de esta naturaleza? Que gobiernos y elites aceptaran asumir que todos tenemos derecho a un vida digna, y que, por tanto, se requiere que todos los hogares cuenten con un ingreso suficiente para que los niños y jóvenes puedan estudiar y no tengan que ir a trabajar; que todas las personas puedan vestirse decentemente, que tengan derecho a vacacionar, etcétera.

 

Llevar una vida valiosa es un sueño para una proporción importante de la población del mundo, mucho más grande de lo que el Banco Mundial llama pobreza.

   

Profesora-investigadora de El Colegio de México

 

www.aracelidamian.org