Se viene la recesión (El Financiero 20/10/08)

Se viene la recesión (El Financiero 20/10/08)

Eduardo Díaz Rivera G.

Lunes, 20 de octubre de 2008

Después de 14 meses de turbulencia financiera y económica, nos encontramos en un punto crucial donde aparentemente se empieza a ver el final de la crisis del sector financiero, pero apenas se comienza a distinguir la punta del iceberg de la recesión económica mundial.

 

A pesar de todas las acciones tomadas por los diferentes bancos centrales y gobiernos para incrementar la liquidez en los mercados y normalizar el comportamiento de éstos, la incertidumbre generada y el tiempo de duración de esta crisis siguen teniendo mucho mayor peso en el rumbo de los mercados.

 

Se cree que para que las cosas se normalicen, se necesita que la liquidez interbancaria empiece a mejorar, hecho que comenzamos a notar, después de que la tasa libor, a tres meses (4.42 por ciento), ha caído más de 40 puntos base en los últimos tres días, aunque todavía falta tiempo y sigue habiendo mucha falta de confianza por parte de todas las instituciones financieras.

 

Este fenómeno de iliquidez, como se sabe, fue causado por un exceso de oferta en el sector vivienda y de créditos a personas no calificadas para recibirlos.

 

Al romperse la burbuja, se detonó la peor crisis financiera que se ha vivido en mucho tiempo, ocasionando pérdidas monumentales en todos los rubros.

 

¿Cómo se ha visto afectado México ante todo este proceso? En primera instancia, el país mostró una solidez económica, respaldado principalmente por el alto precio del petróleo, máximo 147 dólares por barril, ya que 1/3 de los ingresos proviene de ahí.

 

Sin embargo, las presionas inflacionarias aumentaron, haciendo al país un nicho atractivo para inversión, ya que el Banxico, con el fin de controlar la inflación, subió la tasa de fondeo hasta 8.25 por ciento.

 

Con esto, los inversionistas que tenían dólares, los cambiaban a pesos, jugándole al famoso carry trade, que funciona siempre y cuando el diferencial de tasas entre los dos países sea amplio y, sobre todo, que la moneda sea líquida y poco volátil.

 

En este escenario, empezó la turbulencia al máximo cuando diferentes bancos de inversión comenzaron a desaparecer y la aversión al riesgo a aumentar.

 

Por ende, la gente empieza a retirar sus fondos de instrumentos de inversión de los mercados de capitales, commodities y mercados emergentes, creando un ambiente de pánico, escasez de dinero y unas caídas no vistas desde hace mucho tiempo en los diferentes índices accionarios, destacando una baja de más de 30 por ciento del Dow Jones en lo que va del año.

 

En pocas palabras, el país empieza a resentir el entorno internacional, la parte industrial y manufacturera comienza a desacelerarse, los ingresos petroleros a caer, la inflación a tomar su curso de acuerdo con los objetivos del Banxico, dejando la puerta abierta para futuros recortes en la tasa de fondeo, mientras que el peso se deprecia más de 40 por ciento en menos de dos meses.

 

Esto último contrajo un sinnúmero de problemas en el sector corporativo local, disminuyendo todavía más el apetito de fuera.

 

Tomando todo esto en cuenta, se estima que la esperada recesión mundial le pegue al país de manera sustentable, siendo México muy dependiente de la economía estadounidense, previendo que exista una contracción en el consumo y el crédito, que tardarán algún tiempo en recuperarse.

 

Sin embargo, existe el lado positivo de las cosas, en donde habrá grandes oportunidades de compra en el mercado accionario; el país ha mostrado que ha avanzado años luz en cuanto a materia económica y financiera, dándole mejores herramientas para salir adelante de manera más rápida y finalmente, dejando a México frente al mundo como una de las principales economías emergentes.

 

 

Se viene la recesión

Eduardo Díaz Rivera G.

Lunes, 20 de octubre de 2008

Después de 14 meses de turbulencia financiera y económica, nos encontramos en un punto crucial donde aparentemente se empieza a ver el final de la crisis del sector financiero, pero apenas se comienza a distinguir la punta del iceberg de la recesión económica mundial.

 

A pesar de todas las acciones tomadas por los diferentes bancos centrales y gobiernos para incrementar la liquidez en los mercados y normalizar el comportamiento de éstos, la incertidumbre generada y el tiempo de duración de esta crisis siguen teniendo mucho mayor peso en el rumbo de los mercados.

 

Se cree que para que las cosas se normalicen, se necesita que la liquidez interbancaria empiece a mejorar, hecho que comenzamos a notar, después de que la tasa libor, a tres meses (4.42 por ciento), ha caído más de 40 puntos base en los últimos tres días, aunque todavía falta tiempo y sigue habiendo mucha falta de confianza por parte de todas las instituciones financieras.

 

Este fenómeno de iliquidez, como se sabe, fue causado por un exceso de oferta en el sector vivienda y de créditos a personas no calificadas para recibirlos.

 

Al romperse la burbuja, se detonó la peor crisis financiera que se ha vivido en mucho tiempo, ocasionando pérdidas monumentales en todos los rubros.

 

¿Cómo se ha visto afectado México ante todo este proceso? En primera instancia, el país mostró una solidez económica, respaldado principalmente por el alto precio del petróleo, máximo 147 dólares por barril, ya que 1/3 de los ingresos proviene de ahí.

 

Sin embargo, las presionas inflacionarias aumentaron, haciendo al país un nicho atractivo para inversión, ya que el Banxico, con el fin de controlar la inflación, subió la tasa de fondeo hasta 8.25 por ciento.

 

Con esto, los inversionistas que tenían dólares, los cambiaban a pesos, jugándole al famoso carry trade, que funciona siempre y cuando el diferencial de tasas entre los dos países sea amplio y, sobre todo, que la moneda sea líquida y poco volátil.

 

En este escenario, empezó la turbulencia al máximo cuando diferentes bancos de inversión comenzaron a desaparecer y la aversión al riesgo a aumentar.

 

Por ende, la gente empieza a retirar sus fondos de instrumentos de inversión de los mercados de capitales, commodities y mercados emergentes, creando un ambiente de pánico, escasez de dinero y unas caídas no vistas desde hace mucho tiempo en los diferentes índices accionarios, destacando una baja de más de 30 por ciento del Dow Jones en lo que va del año.

 

En pocas palabras, el país empieza a resentir el entorno internacional, la parte industrial y manufacturera comienza a desacelerarse, los ingresos petroleros a caer, la inflación a tomar su curso de acuerdo con los objetivos del Banxico, dejando la puerta abierta para futuros recortes en la tasa de fondeo, mientras que el peso se deprecia más de 40 por ciento en menos de dos meses.

 

Esto último contrajo un sinnúmero de problemas en el sector corporativo local, disminuyendo todavía más el apetito de fuera.

 

Tomando todo esto en cuenta, se estima que la esperada recesión mundial le pegue al país de manera sustentable, siendo México muy dependiente de la economía estadounidense, previendo que exista una contracción en el consumo y el crédito, que tardarán algún tiempo en recuperarse.

 

Sin embargo, existe el lado positivo de las cosas, en donde habrá grandes oportunidades de compra en el mercado accionario; el país ha mostrado que ha avanzado años luz en cuanto a materia económica y financiera, dándole mejores herramientas para salir adelante de manera más rápida y finalmente, dejando a México frente al mundo como una de las principales economías emergentes.