Crece pobreza de 2006 a 2008 (El Financiero 20/10/08)

Crece pobreza de 2006 a 2008 (El Financiero 20/10/08)

Araceli Damián*

Lunes, 20 de octubre de 2008

La insensibilidad del secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, salió a relucir la semana pasada cuando afirmó que la crisis no le pegará a los pobres que reciben remesas, porque a pesar de que les llegue una menor cantidad de dólares, gracias a la devaluación los podrán cambiar por más pesos.

 

Además, según él, dado que el precio de la comida está "bajando", posiblemente no se requerirá dar un apoyo adicional a los 120 pesos mensuales por hogar, que se otorga a partir de este año a los beneficiarios del Oportunidades para paliar el impacto del incremento en el precio de los comestibles.

 

Parece que Cordero no se ha enterado de los informes de los organismos internacionales sobre las repercusiones del alza de alimentos en la pobreza en todo el mundo, ni de que, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación (Coneval) que él preside, en los dos últimos años el costo de la canasta normativa alimentaria (CNA), que sirve para medir la pobreza, se incrementó en 16.3 por ciento (ver página web del Coneval).

 

Ilustremos al secretario y veamos algunas de las posibles repercusiones del aumento en los precios de comestibles en la pobreza reconocida oficialmente como alimentaria (o extrema) en nuestro país.

 

Aclaro que en 2000 el gobierno federal redujo, sin justificación, el monto de la línea de pobreza alimentaria (LPA) de las zonas urbanas y rurales, que calculó el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza.

 

De esta forma, mientras que este último estimó una LPA de 485.7 pesos por persona al mes para las zonas rurales (localidades menores a 15 mil habitantes) y de 652.5 para las urbanas, la presentación de la Sedesol estableció un monto de 462 y 627 pesos, respectivamente.

 

En el cuadro anexo se aprecia el efecto de tal reducción para 2006, ya que utilizando la LPA de la Sedesol (columna 1), el número de pobres extremos (o alimentarios) asciende a 14 millones 428 mil, cifra que aumenta en 840 mil personas al utilizar la LPA original del Comité (columna 2), una diferencia nada despreciable.

 

Las columnas 3 y 4 presentan una estimación de la pobreza a agosto de 2008, considerando el incremento en el costo de la LPA de la Sedesol y del Comité, actualizada según los índices de precios del Banco de México para el periodo agosto de 2006 a igual mes de 2008.

 

Por otra parte, para los cálculos supuse un aumento del ingreso per cápita de los hogares igual al que tuvo el Producto Interno Bruto per cápita en el mismo periodo (3.4 por ciento).

 

Como se puede observar, la pobreza extrema se eleva en 4.3 millones de personas entre 2006 y 2008 con la LPA de la Sedesol, llegando a 18.8 millones (17.9 por ciento del total de la población), mientras que con la LPA del Comité la pobreza llega a casi 21 millones de personas (20 por ciento del total).

 

Este incremento coloca el nivel de pobreza en cifras similares a las de 2004, que con la LPA de la Sedesol era de 17.4 por ciento del total de la población. Lo anterior muestra que se tendría un retroceso en la supuesta baja de pobreza de cuatro años.

 

El aumento estimado de la pobreza extrema subestima el alza más probable debido a que no refleja la reducción en el flujo de remesas que ya ha reportado el Banco de México. Esta situación es grave, sobre todo para la población rural (localidades menores a 15 mil habitantes), donde el ingreso de los hogares depende en 14.5 por ciento en promedio de las remesas.

 

Mientras, de los cuatro millones de hogares beneficiarios del Oportunidades que reporta la ENIGH (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares) en 2006, cerca de 500 mil reciben remesas, y éstas representan en promedio 43 por ciento del ingreso total del hogar.

 

De igual forma, el cálculo tampoco considera el aumento en los niveles de desempleo, que según las últimas cifras se ubicó en 4.25 por ciento el mes pasado.

 

Según datos del INEGI, este incremento ha afectado principalmente a los varones, cuyo nivel de desempleo en septiembre de 2006 era de 3.84 por ciento y pasó a 4.13 en igual mes de 2008.

 

Por el contrario, el desempleo femenino aumentó relativamente poco (de 4.23 a 4.45 por ciento).

 

El mayor desempleo de los varones afectará más los niveles de pobreza, pues por lo general éstos son los principales proveedores del hogar.

 

Contrario a la percepción de Cordero, los hogares sí requerirán mayor apoyo y el gobierno federal tendrá que otorgarlo, pero no sólo a sus pobres (los reconocidos por el Oportunidades), sino a muchos hogares más, si en verdad quiere frenar estos aumentos de la pobreza.