De pobrezas a pobrezas (El Financiero 20/04/09)

Araceli Damián*

Lunes, 20 de abril de 2009

Según los últimos datos del Banco Mundial (BM), en 2005 eran pobres extremos mil 400 millones de personas, lo cual significa que tenían que vivir con menos de un dólar con 25 centavos al día por individuo -en paridades de poder adquisitivo (PPA).

Si el umbral de pobreza se duplica, la cifra asciende a tres mil 140 millones de pobres extremos, un poco menos de 50 por ciento de la población total del planeta.

Los datos anteriores no consideran el alza que sufrieron los precios de los alimentos desde 2005, y que en 2007 se calculaba que habían causado un aumento en alrededor de 150 millones en el número de pobres del primer grupo.

Tampoco se tienen datos del efecto que ha tenido la crisis actual en los niveles de pobreza, ya que ningún organismo internacional se ha atrevido a publicar cálculos sobre su impacto.

El problema seguramente ha avanzado significativamente. Por ejemplo, en 2007 la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronosticaba que con una tasa de crecimiento económico igual al poblacional (1.3 por ciento), para 2015 se lograría reducir a la mitad el porcentaje de pobres extremos (calculado con sus propios parámetros, que son más generosos que los del BM), tomando como año base 1990, cuando la pobreza extrema alcanzaba 22.5 por ciento del total de la población de la región.

No obstante, este mes la Cepal anunció que espera una tasa de crecimiento económico negativo de 0.3 por ciento para la región que, descontando el crecimiento poblacional, será de menos 1.6 por ciento y, por tanto, habrá un claro retroceso en las metas y el periodo para lograrlas se alargará, consecuentemente.

En esos cálculos se pronostica que México tendrá la mayor contracción de su economía en comparación con el resto de los países de la región (a una tasa de menos 2 por ciento anual).

Pero independientemente de las tendencias no está de más preguntarse: ¿qué significa vivir en la pobreza extrema?, ¿qué se puede adquirir con un ingreso similar a un dólar con 25 centavos al día?, ¿qué clase de compromisos asumieron los países cuando firmaron las metas del milenio (MM)?, ¿moralmente qué significa que se reduzca la población con un ingreso menor al umbral del BM?

Para calcular la pobreza en 2005, el BM actualizó los valores de los dólares PPA, con relación a las monedas de la mayoría de los países del mundo. Los dólares PPA, supuestamente, nos dicen cuántas unidades de nuestra moneda necesitamos para adquirir un conjunto de bienes similar a lo que podríamos adquirir con un dólar en Estados Unidos. Por ejemplo, un dólar PPA equivalía a siete pesos con 13 centavos en mayo de 2005, cuando el tipo de cambio estaba en diez pesos con 90 centavos.

Por tanto, en PPA el umbral de pobreza reconocido para México por el BM era de casi nueve pesos por persona al día (considerando un dólar con 25 centavos en PPA), es decir un monto menor a un dólar al tipo de cambio vigente. De acuerdo con los datos del INEGI sobre los avances en las MM, en México sólo 3.14 por ciento de la población tenía un ingreso menor a este umbral de pobreza en 2006. Sin embargo, la cifra más que se duplica en la zona rurales (7.75 por ciento).

El lector puede imaginar qué podría comprar en México una persona con un ingreso menor a nueve pesos al día para satisfacer todas sus necesidades. Ante un umbral tan bajo, la propia Cepal reconoce que "la región debiera plantearse un reto más significativo, como reducir la pobreza total a la mitad, para lo cual es esencial que se realicen mayores esfuerzos en el ámbito de la distribución de los recursos".

Haberse ufanado de que casi alcanzábamos las MM es francamente patético, con un ingreso menor a un dólar con 25 centavos no alcanza ni para bien morir. De acuerdo con el filósofo estadounidense Thomas Pogge, elevar el ingreso de los mil 400 millones de pobres al umbral de un dólar 25 centavos requeriría un monto equivalente a 0.33 por ciento del ingreso total mundial.

Este mismo autor nos dice, por otra parte, que 43 por ciento del total de la población del planeta vive en los países más pobres, los cuales concentran sólo 1.1 por ciento del ingreso global.

Pero el problema que enfrenta actualmente el sistema capitalista mundial no es qué hacer con esos pobres, sino con los millones de desempleados que súbitamente aparecen en los países ricos.

De acuerdo con los últimos reportes periodísticos, el desempleo ha alcanzado más de 10 por ciento en España y se tienen cifras similares en algunos estados de EU, como Florida y California. Si consideramos que, como calcula Pogge, las personas que habitan en los países más ricos representan 16 por ciento del total de la población mundial y concentran 80.5 por ciento del total ese ingreso, el problema aquí es mayúsculo.

No obstante, el sistema capitalista no puede obviar la necesidad de atender a la inmensa mayoría de los que viven con ingresos mínimos, a pesar de que su nivel de consumo sea tan bajo que su existencia misma sea irrelevante para la rentabilidad del capital y la acumulación consecuente, ya que un incremento desproporcionado de la pobreza extrema pone en peligro la estabilidad social de amplias regiones del planeta.

Por otro lado, la pérdida de empleos en los países ricos significa una caída brusca en la posibilidad de realizar las mercancías producidas, lo que a su vez obstaculiza el proceso de acumulación de capital, base del desarrollo de nuestra sociedad. Por tanto, desde la cúpula del poder mundial, en esta crisis, tienen prioridad los nuevos pobres de las naciones ricas. El resto de los pobres del mundo, como siempre, tendrán que esperar o morir. Lo que ocurra primero.

*El Colegio de México

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