Gasto social fracasa en disminuir iniquidad (El Financiero 13/11/09)

Gasto social fracasa en disminuir iniquidad (El Financiero 13/11/09)

Viridiana Mendoza Escamilla

Viernes, 13 de noviembre de 2009

La efectividad en el uso de recursos, de las más bajas de AL.

Se beneficia a sectores con mayores ingresos y no a los más pobres.

Es urgente revisar los programas para mejorar la reasignación: Ethos.

 

· Al límite, la discusión del Presupuesto 2010

Aunque México destina casi la mitad de su presupuesto al gasto social, los niveles de efectividad de los recursos en el combate a problemas como la pobreza no es muy alta en comparación con otros países.

 

Por ejemplo, México y Polonia presentaban índices similares de desigualdad.

 

Sin embargo, tras la aplicación del gasto social, la brecha disminuye en más de 20 puntos (de coeficiente de Gini) en Polonia, mientras que en México se mantiene igual.

 

Por otro lado, en cuanto a la asignación de recursos, 46 por ciento de los apoyos se concentra en los dos quintiles de mayores ingresos de la población, mientras que en Chile es en los dos quintiles más bajos donde se concentra 71 por ciento de los recursos destinados a gasto social.

 

En este sentido, el estudio El gasto social como herramienta redistributiva, elaborado por la Fundación Ethos, explica que en México existen impedimentos políticos para tener una reasignación del gasto social que permita un mejor aprovechamiento de los recursos.

 

"En cada país suele existir un conjunto de normas que dictan o influyen sobre el comportamiento del gasto público; en algunos casos, éstas pueden favorecer su reasignación y, en otras, limitar esta posibilidad", apunta el documento.

 

Así, Chile ha aplicado desde 2001 una política de balance estructural, que implica el diseño del presupuesto sin considerar las variables en la actividad económica, precio del cobre y el molibdeno, lo que se traduce en ahorros en tiempos de bonanza.

 

"Cuando se consiguen ingresos extra se sabe de antemano que son transitorios, para gastarlos cuando se enfrenten coyunturas que hacen caer los ingresos o aumentan las necesidades de gasto", detalla el documento.

 

Mientras tanto, en México -donde se utilizan los ingresos extra de manera inmediata-, los compromisos como el sistema de seguridad social y transferencias a entidades, se fijan a priori y representan 30 por ciento del gasto.

 

"En Brasil, Chile, Perú y Argentina, la proporción se ubicó en un nivel de entre 5 y 20 por ciento", compara.

 

Añade que "la desventaja de contar con compromisos que están fijados en la ley es la necesidad de acordar reformas para modificarlos, lo que requiere lograr acuerdos políticos en el Congreso".

 

En sentido contrario

 

Liliana Alvarado, coautora del estudio de Ethos, explica en entrevista con EL FINANCIERO que es necesario realizar una revisión programa por programa para medir la efectividad sobre los problemas sociales que ataca, pues es alarmante que la desigualdad prevalezca, aun luego de la aplicación del gasto social.

 

"Lo que es sorprendente es que la desigualdad inicial, es decir, antes que intervenga el Estado, es muy similar en Europa y América Latina.

 

"Sin embargo, una vez que interviene el Estado, la desigualdad en los europeos cae notoriamente y es algo que no vemos que sucede del otro lado", subraya.

 

En México, 54 por ciento del gasto social se destina a los tres quintiles de la población con ingresos más bajos.

 

Pese a ello, indica Luis Foncerrada Pascal, director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), el número de pobres en México aumentó en 20 por ciento en el último año, al pasar de 19.5 millones a finales de 2008 a poco más de 23 millones este año.

 

Liliana Alvarado explica que estos resultados obedecen a la efectividad de los programas.

 

"Esto tiene que ver con qué tan eficiente es el gasto. Hay países que gastan más, como en el caso de México. El gasto social de México ha venido aumentando notoriamente, pero no hay que poner atención sólo en cuánto se gasta, sino en cómo se gasta."