En pobreza, 81 millones de niños en AL; concentran México y Brasil más de 40% (El Financiero 23/06/10)

(Ivette Saldaña) 

Miércoles, 23 de junio de 2010

Los dos países de América Latina con mayor número de niños y adolescentes viviendo en pobreza son Brasil, con 22.7 millones, y México, con 15.8 millones, alrededor de 47 por ciento de los 81 millones de infantes en esa condición en la región.

Un estudio realizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) establece que en el área 63 por ciento de los menores de 18 años sufren algún tipo de pobreza.

En la medición más reciente de la región (2007) se indica que 17.9 por ciento de los niños viven en pobreza extrema, alrededor de 32 millones de infantes, además de otros 49 millones que subsisten con algún tipo de pobreza, es decir un total de 81 millones.

Los investigadores encargados del estudio, Ernesto Espíndola y María Nieves Rico, explicaron que la pobreza implica precariedad de la vivienda, desnutrición global o crónica grave, falta de acceso a la electricidad, de agua potable, drenaje, educación, medios de comunicación e información.

Es un grave problema de desigualdad, de oportunidades y de exclusión social.

Los países del área con más pobreza extrema infantil son Bolivia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Perú, ya que en 2007 más de 41 por ciento de sus niños se encontraban en esa situación.

México se ubica en el nivel intermedio, ya que la pobreza extrema sólo afecta a 11 por ciento de su población, mientras que Brasil, Colombia, Ecuador, Panamá, Paraguay, República Dominicana y Venezuela están en niveles de 10 a 15 por ciento.

Son un total de 15.8 millones de niños mexicanos en pobreza, 40 por ciento de los infantes del país, y de esa cantidad 4.3 millones viven en pobreza extrema, alrededor de 11 por ciento de los menores de 18 años.

Así, aunque el porcentaje de la población es menor por la cantidad de habitantes, es de los países del área con más niños en condiciones precarias.

Los autores afirman que el problema es a largo plazo, porque "no sólo afectan sus derechos en el presente, sino que los dejarán en los estratos más bajos de la escala social", y así, cuando lleguen a adultos, permanezcan en la misma situación deplorable.