Baja recaudación tributaria y alta dependencia petrolera, retos (El Financiero 20/10/11)

Baja recaudación tributaria y alta dependencia petrolera, retos (El Financiero 20/10/11)

Marcela Ojeda Castilla

Jueves, 20 de octubre de 2011

•Pago de impuestos no se refleja en un gasto eficiente.

 

· Décadas de rezago en la recaudación fiscal

Aunque en los últimos 30 años la política fiscal en México ha avanzado de manera importante, entre otros aspectos, gracias a la aplicación de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, los retos que persisten son la baja recaudación tributaria y la gran dependencia del ingreso petrolero.

 

Si bien el principal objetivo de la política fiscal es mejorar la asignación de recursos productivos para distribuirlos eficientemente, y así contribuir a la estabilidad económica, esto no es posible si la recaudación tributaria es deficiente, con un promedio anual equivalente a 10 por ciento del PIB.

 

De acuerdo con especialistas, México necesita recaudar, por lo menos, el equivalente a 18 por ciento del PIB, pero parte de la población se rehúsa a contribuir, porque siempre ha considerado que el pago de impuestos no se refleja en un gasto público eficiente que la provea de buenos servicios.

 

Aunado a ello, la falta de una auténtica reforma fiscal integral -que aunque todos saben que urge, no se ha logrado por intereses políticos- impide ampliar la base de contribuyentes y eliminar regímenes especiales creados hace años para incentivar a sectores económicos que en su momento requirieron impulso.

 

Para paliar parte de esta situación, desde marzo de 1996 el gobierno creó el Servicio de Administración Tributaria (SAT), que no sólo es responsable de aplicar la legislación fiscal -y aduanera- para que los contribuyente cumplan con sus obligaciones fiscales, sino también de fiscalizar y facilitar que lo hagan.

 

Con la política fiscal, el gobierno incide en la evolución de la economía del país, a través de indicadores como el del empleo, la inflación y la balanza de pagos, dado que una buena política fiscal tiene como resultado finanzas públicas sanas, que simplemente significa no gastar más de lo que no se tiene.

 

Política fiscal

 

En épocas en que el Banco de México no era autónomo y el gobierno decidió incrementar su gasto más allá de lo que lograba ingresar, se financió, cuando ya no pudo endeudarse ni recaudar más, con una mayor emisión de circulante monetario, generando graves problemas inflacionarios.

 

Por ello, una buena política fiscal también implica un buen manejo de la deuda, que luego de la crisis de 1982, cuando el país estuvo en riesgo de caer en moratoria, hoy se ubica en niveles manejables, con bajas tasas de interés y plazos que van desde los 30 hasta los cien años.

 

En contraparte, con un mal manejo de las finanzas públicas, las tasas de interés se incrementan con el consiguiente problema en el pago de los créditos; la inflación se dispara, se deteriora la actividad económica, sobrevienen altos niveles de desempleo y la desconfianza de los inversionistas, generándose un círculo vicioso.

 

No obstante, una buena política fiscal también implica contar con tasas razonables en los diferentes tipos de impuestos; beneficios fiscales exclusivamente para aquellos sectores que efectivamente reactivan el crecimiento económico, e incorpora al mayor número de causantes en la base recaudatoria.

 

Esto propiciaría un mayor nivel de ingresos tributarios no sólo para un mejor gasto público destinado tanto a cubrir las necesidades de desarrollo social de la población, sino a infraestructura, con estos beneficios a más largo plazo, y un mayor número de empleos.

 

Rendición de cuentas

 

Otro cambio sustancial en el que poco se ha avanzado en la política fiscal es el relacionado con la rendición de cuentas.

 

Si bien en las últimas administraciones se ha trabajado para un Presupuesto Basado en Resultados y un Sistema de Evaluación del Desempeño, esto no ha dado los frutos esperados, en buena medida porque muchos estados ni siquiera cuentan con infraestructura informática para ejecutarlos.

 

En la medida en que exista mayor transparencia, tanto de lo que ingresa a las arcas nacionales, estatales y municipales, como del uso de los recursos, la recaudación tributaria tenderá a mejorar.

 

A ello también contribuiría que en la elaboración del presupuesto se tomara en cuenta la opinión de quienes están más cercanos a la problemática de los distintos sectores sociales.

 

Quizás lo más importante y urgente en la actual política fiscal y tributaria es recordar la historia para ir eliminando cada vez más la "adicción" que se tiene de los ingresos petroleros.

 

Ello, no sólo por la elevada volatilidad de los precios del petróleo, sino porque la producción de crudo en nuestro país, aunque en los últimos años se ha mantenido relativamente estable, no ha logrado repuntar y, en cambio, esta dependencia ha contribuido al "anquilosamiento" de los sistemas tributarios subnacionales.