Prevén dura negociación migratoria (Reforma 09/04/13)

Prevén dura negociación migratoria  (Reforma 09/04/13)

Rafael Mathus Ruiz/Corresponsal

  

New York,  Estados Unidos (9 abril 2013).-   El diablo, dice el refrán, está en los detalles. A sabiendas de ello, quienes por años han peleado por la reforma migratoria aguardan con ansiedad el proyecto que un grupo bipartidista de senadores espera presentar esta semana en Washington.

 

Seis años después del último intento fallido, el llamado "Grupo de los ocho" busca una solución clara para los 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en Estados Unidos al aprovechar el amplio respaldo con que cuenta la iniciativa desde la última elección presidencial de noviembre, algo que no se había visto en décadas.

 

"Creo que es muy positiva la situación. Muchos congresistas están interesados en que esto se haga antes del verano", explicó a REFORMA Joel Magallán, director de la Asociación Tepeyac, una de las organizaciones comunitarias más importantes de Nueva York.

 

"La gente pregunta: '¿Y usted qué piensa, qué va a haber una legalización?'. Y yo siempre respondo que sí. Desde hace mucho que no teníamos a los dos partidos interesados en que haya una solución. Así que yo digo que sí".

 

Sin embargo, Magallán advirtió que de tener éxito la reforma, no habrá "green cards" para todos, al menos no en el corto plazo.

 

Como muchos otros líderes y expertos a favor de la reforma, Magallán teme que el debate en el Congreso estire la definición más allá del verano y se diluya el impulso actual, una preocupación compartida por la Casa Blanca.

 

"El impulso para una reforma migratoria nunca ha sido más fuerte y el ambiente político nunca ha sido mejor en los últimos 10, 20 años", afirmó Muzaffar Chishti, del Instituto de Política Migratoria.

 

Para Muzaffar Chrishti, es fundamental lograr la reforma este año, ya que, de no hacerlo, el tema pasará al siguiente Congreso que resulte electo en 2014, ya sin el empuje alcanzado en las elecciones de noviembre.

 

"Queremos que el camino a la ciudadanía sea claro y sin obstáculos", dijo Kica Matos, directora de Derechos del Inmigrante y Justicia Racial del Centro para el Cambio Comunitario, una organización que planea una movilización masiva en Washington esta semana para impulsar la reforma.

 

"Queremos asegurarnos de que no sea un camino imposible o que lleve décadas, y que sea inclusivo de manera que los 11 millones de indocumentados tengan la oportunidad de convertirse en ciudadanos".

 

Por otra parte, los detalles que definirán el alcance y la complejidad del plan para regularizar la situación de los extranjeros sin papeles, en su mayoría mexicanos, son el punto más sensible del proyecto, y lo que podría terminar de sellar su suerte.

 

"Esos detalles pueden hacer una gran diferencia respecto del apoyo del público", apuntó Jack Martin, directivo de FAIR, organización que promueve una reforma migratoria sin amnistía y con un aumento de visas atado a la disponibilidad de trabajos que los estadounidenses no puedan cubrir.

 

Uno de los temores de los legisladores es que si el llamado camino a la ciudadanía es muy laxo, se perderá apoyo de los conservadores. Pero si resulta demasiado duro, generará rechazo entre los progresistas.