Define la seguridad debate migratorio (Reforma 11/06/13)

Define la seguridad debate migratorio (Reforma 11/06/13)

 

Marco Rubio (centro) es una de las figuras clave republicanas para sacar adelante la reforma migratoria.

Foto: AP

   

Ángel Villarino/Corresponsal

  

Washington  (11 junio 2013).- Las prioridades del debate migratorio que arranca hoy en el Senado de Estados Unidos quedaron definidas: prestaciones sociales, impuestos y, sobre todo, seguridad fronteriza definirán la suerte de esta ley en las próximas semanas.

 

La reforma migratoria aterrizó ayer en el pleno de la Cámara alta, donde los legisladores invertirán ahora unas tres semanas en discutir y votar la primera propuesta para regularizar a la población indocumentada desde 1986.

 

Los ocho senadores (cuatro republicanos y cuatro demócratas) que redactaron el borrador y que son conocidos como la "banda de los ocho" esperan que la Cámara alta dé su veredicto antes del 4 de julio, fecha en la que la reforma llegaría a la Cámara de representantes, donde le espera un camino aún más escabroso.

 

Hoy mismo se producirán las primeras votaciones en el Senado, pero primero se decidirá sobre asuntos técnicos y cosas menores, de modo que las cuestiones más polémicas tardarán todavía algunos días en llegar a la mesa.

 

"(A partir de ahora) los senadores propondrán ideas para mejorar la legislación y otras para empeorarla. De cualquier manera, es la mejor oportunidad que hemos tenido (de reformar la ley migratoria) en muchos, muchos años", resumió ayer el líder de la mayoría demócrata, Harry Reid.

 

Las intervenciones preliminares a la discusión, que tuvieron lugar ayer, permitieron identificar la seguridad como la moneda de cambio de los republicanos para avalar la iniciativa, que necesita 60 votos de 100 para sobrevivir al Senado.

 

Los republicanos más renuentes a apoyar la ley insisten en que hoy la iniciativa no cumple con lo mínimo necesario para proteger la frontera.

 

El senador texano John Cornyn, por ejemplo, pretende condicionar el camino hacia la ciudadanía de los indocumentados que ya viven en Estados Unidos a los resultados obtenidos por la Patrulla Fronteriza, algo que según Cornyn convertiría en hechos lo que hasta ahora sólo han sido promesas y disuadiría a futuros migrantes.

 

Su meta es que las autoridades intercepten al menos al 90 por ciento de los migrantes que intentan cruzar sin documentos, algo que muchos expertos consideran poco realista.

 

"Necesitamos mandar el mensaje de que la frontera hoy no es segura", enfatizó ayer.

 

"Recordemos que la misma frontera que permite que alguien venga a este país a trabajar y tener una mejor vida (...) también da acceso a cárteles de la droga y traficantes de personas".

 

El debate acerca de cómo se plasmará finalmente en la reforma este refuerzo fronterizo es el principal escollo en el diálogo entre demócratas y republicanos.

 

Incluso algunos de los republicanos que ayudaron a redactar la reforma insistieron la semana pasada en que el borrador actual es poco contundente en cuestiones fronterizas.

 

Según fuentes citadas por la prensa estadounidense, Marco Rubio, senador de Florida y miembro de la "banda de los ocho", ha ofrecido concesiones a Cornyn en el texto de la iniciativa a fin de lograr su respaldo, algo que muchos demócratas afines a la iniciativa consideran de cualquier manera imposible.

 

Para los demócratas, propuestas como la de Cornyn resultan inaceptables, ya que ponen condicionantes a la promesa de base: ofrecer un camino hacia la ciudadanía para los indocumentados.

 

Desde posturas conservadoras se argumenta que la reforma, tal y como está propuesta hoy, generaría una situación parecida a la que se produjo en 1986 cuando el entonces Presidente Ronald Reagan firmó la última gran regularización en Estados Unidos.

 

Entonces, 3 millones de personas obtuvieron luz verde para conseguir la ciudadanía bajo la promesa de que sería la última vez que algo así sucedería y de que se reforzaría la lucha contra la inmigración ilegal.

 

Según Cornyn, dichas promesas defraudaron a la ciudadanía y acabaron provocando la situación actual, en la que más de 11 millones de personas viven ilegalmente en el país.

 

No obstante, los defensores de la reforma estiman que así como está la propuesta está lejos de ofrecer un camino de rosas a los indocumentados, ya que prevé otros 4 mil 500 millones de dólares para mejorar el control fronterizo, invirtiendo en tecnología y en contratar a más personal encargado de hacer cumplir las leyes migratorias.

 

Además, antes de conseguir la ciudadanía, los inmigrantes tendrían que pasar por un tortuoso proceso burocrático que se alargaría más de una década, asimismo, deberán pagar impuestos y multas y mantener sin mancha su historial criminal.

 

Algunos analistas sugieren que se podría alcanzar un pacto de mínimos para sacar la ley adelante, introduciendo enmiendas que refuercen el control fronterizo pero que no condicionen sus resultados con la legalización de quienes ya están en Estados Unidos.

 

 

Otros asuntos que concentrarán la discusión también preocupan a los legisladores más conservadores: la posibilidad de que los indocumentados tengan protección social desde que consigan el estatus legal provisional hasta que logran la ciudadanía, es decir, un periodo de 13 años, y el pago retroactivo de una parte de los impuestos que dejaron de abonar cuando trabajaban en el mercado informal.

 

Primer reto: sortear el bloqueo

 

Para avanzar en su discusión en el pleno del Senado estadounidense, el proyecto de reforma migratoria debe conseguir hoy 60 votos para decretar un "cierre del debate", con lo que se minimizarán los intentos republicanos de bloquearlo mediante el procedimiento conocido como "filibuster".

 

El voto de "cierre de debate", propuesto por el senador de Nevada, Harry Reid, pretende limitar la discusión previa a la votación a un máximo de 30 horas.

 

De no conseguirlos, lo cual es probable, según expertos, la Cámara alta tendría que realizar una segunda votación para proceder con la discusión de la iniciativa de ley sin un tiempo límite.

 

En el primer caso, se evitaría el "filibuster", una técnica parlamentaria que consiste en alargar el debate de una ley por diversos medios para evitar su votación.

 

El republicano Marco Rubio, uno de los ocho senadores que participó en la redacción de la iniciativa, dijo que aún no se consiguen los 60 votos a favor, pero confió en que se obtendrán.

 

Da Obama impulso final

 

El Presidente Barack Obama planea dar un empujón a la propuesta bipartidista de reforma migratoria que se discute en el Senado.

 

La Casa Blanca realiza hoy un evento en apoyo a la iniciativa en el que participarán el Alcalde de San Antonio, Julián Castro, y el Alguacil del condado de Harris en Houston, Adrián García. Además, Obama ofrecerá un discurso para impulsar el proyecto.

 

También se espera que asistan líderes empresariales, sindicales y religiosos que han dado su respaldo abiertamente a la reforma migratoria.

 

Asimismo, habrá todo un equipo administrativo de la Casa Blanca en el Senado, el cual ofrecerá apoyo técnico a los legisladores, incluida la preparación de argumentos para refutar los ataques de los opositores a la iniciativa.

 

Con información de Notimex y The New York Times