Migración y remesas (El Economista 07/08/13)

Migración y remesas (El Economista 07/08/13)

6 Agosto, 2013 - 20:13Credito:Manuel Guzmán M.

Uno de los fenómenos más complejos a nivel mundial es el de la migración hacia polos económicos más desarrollados. Los movimientos de personas en el mundo conllevan también temas culturales, familiares, políticos y de seguridad que hacen muy difícil entender y, por supuesto, solucionar el problema migratorio.

 

En México, la migración hacia Estados Unidos ha sido un fenómeno intrínseco a la condición geográfica de las dos naciones, una frontera de 3,200 km y una historia en la que los territorios del norte se han compartido. Quizá la migración como fenómeno económico se hizo más evidente a partir de los 70, cuando México entró en una fase de crisis recurrentes que desplazaron a millones de compatriotas hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.

 

La migración a EU ha sido de tal importancia que los recursos que nuestros compatriotas mandan a sus familias en México, las remesas familiares, se han constituido como la segunda fuente de divisas del país, sólo detrás del petróleo.

 

Para entender la lógica de las remesas familiares en los últimos meses, es necesario atender a diversos aspectos y no ubicarla en el ámbito económico exclusivamente.

 

De acuerdo con las cifras recientes, las remesas en junio se ubicaron en 1,945 millones de dólares, lo que significa una contracción de 7.2% con respecto al mismo periodo del 2012.

 

Con el registro a junio, el flujo de remesas suma 12 meses de contracción consecutiva, lo que llama poderosamente la atención ya que es justo en este lapso cuando la economía estadounidense comenzó a consolidar un proceso de recuperación que, si bien dista mucho de estar en una etapa de franca expansión, sí denota que los esfuerzos fiscales y monetarios tienen ya un impacto positivo sobre la actividad productiva.

 

Hay al menos dos elementos que hay que tener presentes para entender el comportamiento de las remesas.

 

Por un lado, en los últimos años se han reforzado las medidas fronterizas, lo que ha complicado el paso de mexicanos hacia EU; por otro, con el paso del tiempo, nuestros compatriotas en ese país van perdiendo arraigo, con lo que el monto de las remesas se va haciendo más pequeño hasta que desaparece eventualmente, una vez que el núcleo familiar termina por ubicarse por completo en Estados Unidos.

 

Adicionalmente, se ha encontrado un patrón estacional entre los movimientos del tipo de cambio y el envío de remesas.

 

Cuando el peso se debilita, nuestros compatriotas aprovechan que sus familiares en México recibirán más pesos por cada dólar que envían, lo que fortalece su capacidad de consumo, motivando un mayor envío de dólares.

 

De manera contraria, cuando el peso se fortalece, se reciben menos pesos por dólar y esto desincentiva el envío de recursos.

 

En el corto y mediano plazo, es posible esperar que las remesas familiares recuperen el dinamismo debido al comportamiento favorable de la economía estadounidense y al fortalecimiento del mercado laboral.

 

Esto último, sin lugar a dudas, tendrá un impacto positivo en las cifras de empleo de los trabajadores migrantes mexicanos, lo que se verá reflejado en remesas más robustas en los siguientes meses.

 

La pregunta de fondo siempre será: ¿qué es más conveniente que el monto global de las remesas aumente o disminuya.

 

En este sentido, me parece que debemos aspirar a que nuestro país genere las condiciones de empleo y seguridad que promuevan que la gente se quede aquí, y que generen riqueza y valor para México.

 

El reto es grande, pero se está avanzando en la dirección correcta. Las reformas estructurales que pronto se discutirán (la energética y la fiscal) pueden ser catalizadores extraordinarios para que el país logre mayores tasas de crecimiento, aumentando de esta forma el empleo y el consumo. Si se aprueban estás reformas, el país podría estar ya en la antesala de un periodo prolongado de expansión que desincentive la migración hacia EU.

 

*Manuel Guzmán M. es director General de Negocios de la UDLAP-CM.

 

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