En un mundo "megaregionalizado", la Unión Europea y México deben pensar de manera global (El Financi

 

En un mundo "megaregionalizado", la Unión Europea y México deben pensar de manera global (El Financiero 14/01/14)

Lord Peter Mandelson

Martes, 14 de enero de 2014

 

En Bali al final de 2013, los 160 miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC), incluidos México y la Unión Europea, alcanzaron el mayor acuerdo de comercio global desde 1999. Esto, eliminando de la discusión muchos de los puntos difíciles que pusieron un alto a las pláticas de Doha en 2008. El acuerdo de Bali afina las reglas del juego en una forma valiosa e incluye acuerdos importantes para abrir algunos de los grandes mercados del mundo a algunos de los más pequeños y pobres exportadores, pero es una sombra de lo que iba a ser el ambicioso acuerdo vislumbrado cuando la ronda de Doha fue lanzada.

 

Bali se puede apreciar de dos formas. Primero, es una señal de que aún le queda vida al sistema multilateral de comercio, pero no mucha. Segundo, Bali puede todavía energizar a los estados miembros de la OMC para que se enfoquen en una nueva agenda, pero tengo mis dudas. Porque Bali también evidencia lo rápido y profundo que el enfoque de la política comercial mundial se ha alejado de la OMC y multilateralismo. ¿Debiera esto preocupar a Latinoamérica? Yo creo que sí.

 

Hay varias razones que originaron este cambio. Una de las más importantes fue la frustración de Washington con el ritmo lento y las ambiciones limitadas de Doha. Después del fracaso en Ginebra, Washington concluyó que la OMC no lograba ser el medio que esperaba para asegurar mayor acceso al mercado chino, en particular. Cambió su enfoque al Pacífico y a la creación de la Alianza Trans-Pacífico (TTP) como una forma de liberalizar el comercio en la misma puerta de China, de manera que pudiera acelerar el incremento de la ambición de Beijing.

 

La respuesta de Europa ha sido más ambigua. Es una defensora más instintiva de la OMC y del multilateralismo; y ha permanecido leal a un acuerdo comercial mundial revivido. Pero también ha visto con ansiedad el cambio de giro hacia el oriente de los Estados Unidos. El resultado es la Alianza de Comercio e Inversión Transatlántica (TTIP), una negociación bilateral entre la Unión Europea y Estados Unidos, los cuales, hace 10 años, la hubieran visto como una distracción inaceptable de la agenda multilateral. Los tiempos cambian.

 

No está claro qué tan sustanciosos van a ser el TTIP y el TTP; ambos tienen potencial, pero también son complejos técnica y políticamente. Pero eso no es el meollo del asunto. Lo que han hecho es re enmarcar la política del comercio mundial alrededor de dos enormes negociaciones megaregionales que van a atraer una gran cantidad de recursos políticos y diplomáticos. También pueden requerir mucho del limitado capital político que se tiene para convencer a los votantes del valor de una liberalización mayor del comercio.

 

¿Debe México preocuparse por esto? Uno puede argumentar que México tiene el

 

TLCAN y que México y la Unión Europea tienen un sustancial acuerdo de libre comercio, así que los intereses básicos de México en sus dos principales mercados no se verán perjudicados en este nuevo mundo. Pero esto es no ver el punto principal del valor del multilateralismo. Ningún acuerdo bilateral puede reemplazar la habilidad de un acuerdo multilateral para atraer a los grandes jugadores como Estados Unidos, China y Brasil, a la mesa de acuerdos de reducción de tarifas arancelarias, de acceso a nuevos mercados y de reglas nuevas sobre subsidios que distorsionan el comercio.

 

Bali puede haber señalado que esto puede ser una ambición poco realista. Yo creo que México y la Unión Europea deben interpretarlo de forma diferente. Bali sugirió que se pueden construir consensos globales en políticas comerciales. El fracaso de Doha se dio en su enfoque de todo o nada. Si permites mayor flexibilidad a grupos pequeños de estados para que se muevan más rápido que otros, pero dentro de una estructura abierta que le permite a los otros alcanzarlos cuando están listos, hay más espacio para hacer mucho más.

 

Esto ya está claro en la apertura de servicios al comercio, donde este nuevo enfoque está siendo probado en la OMC y donde tanto México como la Unión Europea deberían empujar para que sea el siguiente paso después de Bali. Tanto México como la Unión Europea también deben argumentar que el TTP y el TTIP deben verse finalmente como una prueba a nuevos enfoques que se deben "multilateralizar" lo más rápido posible a nivel de la OMC y así abrirse a otros.

 

En un mundo de dos negociaciones megaregionales, tanto la Unión Europea como Latinoamérica deben reflexionar. Es obvio que no podrían sostener al sistema de la OMC solos, si Washington y Beijing se van. Pero necesitan trabajar arduamente para asegurarse que esto no suceda. En un mundo megaregionalizado, Bruselas y México deben pensar de forma global.

 

 

 

Lord Peter Mandelson fue comisionado de comercio de la UE y negociador de la OMC en 2004-2008

 

Artículo proporcionado a El Financiero por la Embajada Británica en México.