Internacionalización de empresas mexicanas; invierten en el exterior 8.3 mil millones de dólares

Internacionalización de empresas mexicanas; invierten en el exterior 8.3 mil millones de dólares (El Financiero 05/06/08)

Andrés Vernon

Jueves, 5 de junio de 2008

Cemex, América Móvil, Coca Cola Femsa y Grupo Elektra, entre los corporativos con mayor reorientación de capitales.

 

La reorientación de capitales de México ha crecido de manera significativa; según Banco de México, el promedio anual subió de 3.9 mil millones de dólares durante 2000 a 8.3 mil millones al cierre del año pasado.

 

La mayor parte de este avance se explica por la creciente inversión directa de empresas mexicanas en el extranjero, un rubro que sólo se empezó a medir en 2000.

 

El aumento en estos flujos refleja la creciente internacionalización de empresas mexicanas, entre las que destacan Cemex, América Móvil, Coca-Cola Femsa y Grupo Elektra.

 

Cabe hacer notar que el 25 por ciento de los flujos de capital al extranjero corresponden a depósitos bancarios en el exterior, que en años recientes presentaron un fuerte aumento, ya que en 2007 se ubicaron en 17 mil millones de dólares, contra un promedio de 1.6 mil millones entre 2000 y 2007.

 

No hay estadísticas claras sobre la inversión mexicana en activos financieros en el exterior por parte de las autoridades nacionales.

 

Medición del FMI

 

El Fondo Monetario Internacional, mediante su encuesta llamada Coordinated Portfolio Investment Survey, mide el saldo de inversión en instrumentos de deuda y renta variable en el exterior en manos de residentes de un país.

 

En el caso de México, ese total subió de 5.1 mil millones en 2003 a 12 mil millones en 2006. En este último dato, destaca que 5.3 mil millones correspondieron a inversiones en renta variable y 6.7 mil millones en renta fija extranjera (la mayoría en instrumentos de largo plazo).

 

Esta información sólo abarca algunos inversionistas nacionales, incluyendo bancos, sociedades de inversión, fondos de pensiones y aseguradoras. Por lo mismo, las inversiones en el extranjero de personas físicas no se conocen.

 

En todo caso, estas inversiones han aumentado, tanto por flujos como por su revalorización. Según cifras de Consar, las Sociedades de Inversión Especializadas en Fondos para el Retiro (Siefore) contaban con inversiones en acciones extranjeras de 63 mil millones de pesos en abril de 2007 (7.2 por ciento de su cartera) y otros 52.5 mil millones en títulos de deuda extranjeros (6.0 por ciento de su cartera).

 

Por su parte, las sociedades de inversión tenían invertido 19 mil millones de pesos en renta variable extranjera en febrero y otros 14.7 mil millones en instrumentos de deuda extranjeros.

 

Flujos de capitales a México

 

Es previsible que los flujos de y hacia México de inversiones de cartera sigan aumentando, ya que todos los inversionistas están conscientes de la necesidad de una mayor diversificación geográfica para reducir riesgos, pero sólo hasta tiempos recientes han tenido la información y medios para llevarla a cabo.

 

Mientras que la inversión de extranjeros en acciones mexicanas representó el 19 por ciento del total, y la Inversión Extranjera Directa (IED) el 42 por ciento.

 

Pero en los últimos siete años, la IED -un flujo de largo plazo- ha aportado el 89 por ciento del total, al mismo tiempo que el endeudamiento con el exterior ha sido negativo (es decir, los mexicanos han pagado más de lo que han recibido) y el flujo a las acciones mexicanas representó sólo el 2 por ciento del total.

 

Otra diferencia radica en el mercado de dinero. Durante la década pasada, la inversión extranjera en instrumentos del mercado de dinero mexicano promedió sólo 350 millones de dólares al año, un total que subió a 2.9 mil millones entre 2000 y 2007, gracias a la creciente profundidad y gama de opciones que ofrece.

 

Crisis de pagos en antaño

 

La mayoría de las crisis económicas que afectaron a diversos países emergentes en la década pasada -incluyendo la que resintió México en 1995- tuvieron como común denominador una excesiva dependencia del crédito exterior para financiar déficit de cuenta corriente causados por un nivel de inversión que superaba el de ahorro doméstico.

 

Así, según datos del FMI, entre 1990 y 1999 las economías emergentes tuvieron un déficit de cuenta corriente promedio de 1.5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

 

A raíz de esas crisis, las economías emergentes tomaron diversas medidas para reducir esa dependencia.

 

Como resultado, entre 2000 y 2007 su saldo de la cuenta corriente promedió un superávit equivalente a 2.6 por ciento del PIB.