¿Productividad baja en EU? No del todo (El Financiero 15/08/16)

¿Productividad baja en EU? No del todo (El Financiero 15/08/16)

BLOOMBERG

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Lunes, 15 de agosto de 2016

La declinación de la productividad laboral en Estados Unidos se ha convertido en un tema candente durante la campaña electoral, debatido en la prensa y entre los economistas y candidatos. La productividad laboral, definida como la cantidad de PIB producida por hora trabajada, acaba de registrar la tercera caída trimestral consecutiva. Kevin Drum, de Mother Jones, es uno de los muchos que consideran que es motivo de preocupación.

 

"El crecimiento de la productividad es probablemente el componente individual más importante de la actividad económica nacional, y no inspira mucha confianza verlo chapaleando".

 

Pero yo no me preocupo demasiado, por varios motivos. En primer lugar, se trata de una caída por completo normal. Basta con analizar la historia reciente de la productividad laboral.

 

Las declinaciones pequeñas como la reciente no son algo raro, ni siquiera en momentos de bonanza económica. La productividad alcanzó una meseta entre 1993 y 1996 y nuevamente entre 2003 y 2005. La economía gozaba de muy buena salud en esos momentos (a pesar de la burbuja inmobiliaria). A la inversa, varios de los mayores saltos de la productividad han ocurrido durante recesiones, en 2001 y en 2009.

 

De hecho, ése ha sido el patrón en las últimas recesiones y reactivaciones. En el pasado, la productividad tendía a aumentar en las buenas épocas, pero desde 1990 la correlación se ha invertido. El mercado laboral estadounidense pasa por un muy buen momento: el desempleo es bajo y hay creación de empleo. Eso coincide a la perfección con la nueva normalidad.

 

Tiene que ver con la forma en que las empresas usan la mano de obra en la actualidad. En las épocas malas los empleadores despiden trabajadores pero mantienen la producción relativamente constante. Hacen más con menos, de modo que la productividad crece. Cuando llega la recuperación, las compañías vuelven a contratar empleados pero mantienen la producción relativamente constante, de modo que la productividad declina. La nueva tendencia obedece al hecho de que las compañías no alteran su nivel de producción tanto como antes.

 

Otro motivo para no preocuparse es que la productividad laboral no es una buena medida de la eficiencia subyacente real de la economía. La producción no exige sólo mano de obra, sino también capital: edificios, máquinas, software, etc. Hay otro indicador, llamado productividad total de los factores, PTF, que computa todos esos datos, no sólo la mano de obra.

 

Al observar la evolución del indicador, comprobamos que no declina.